Lizeta abordó la nave de su IV periodo de gobierno, con certeza que llegará a puerto seguro. Siempre dicen que no alcanzará los cuatro años y siempre lo logra, por ende, está convencida de que así será.
Lo hizo con magnificencia, en un bonito y singular acto al aire libre en el área de estacionamiento de la cinemateca África Oraá, espacio estrenado a tal fin; en eso innovó.
Bajo un toldo gigante en el marco de mucha elegancia, prestó juramento. Hubo una rigurosa seguridad al pensar que vendría Diosdado Cabello a juramentarla; al saber que no estaría, cedió la presión, dando paso a la espontaneidad y libertad de los deltanos.
Fue el suyo un discurso incluyente donde hubo para todos, pretendiendo de aquí en adelante, en el que muchos suponen será su ultimo periodo de gobierno, abrir el abanico y ejercer un mandato caracterizado por la amplitud, con la misma magnanimidad del acto de juramentación, donde estuvieron representados casi todos los sectores de la sociedad.
Soltó algunas perlas: El legado del Comandante Chávez nos convoca a combatir con conciencia la corrupción y la burocracia… Ese hombre nos llama a revisarnos, rectificar y reimpulsarnos… Dando cabida al que sería el norte de este nuevo ciclo al frente del Ejecutivo; un espacio-tiempo destinado a extirpar muchos de los males que no ha podido erradicar.
Aquella que se supone duraría un periodo, que estaría únicamente al cuidado del cargo, se ha convertido en un hueso duro de roer, escogiendo incluso a sus opositores; no en balde, en el proceso electoral del 21N, hubo quien afirma que resultaron electos los que ella decidió, como quien mueve los hilos de la oposición a su entero capricho.
Lo más sorprendente fue el espaldarazo del presidente Maduro, no tanto por el apoyo manifiesto, sino por como lo dijera, instando a los otros gobernadores a aprender de Lizeta, Lizeta la de las dificultades.
Hubo una sola contrariedad para su estado de ánimo de intensa e inmensa felicidad, a pesar de alcanzar la mayor diferencia porcentual de sufragios del país, en relación a su más cercano competidor, sus votos se redujeron con relación al último proceso electoral en el que participara por la gobernación, hecho que sus seguidores le atribuyen a que no tuvo contendor que estimulara y motivara la participación, aminorando el empeño que puso en ocasiones anteriores.
En fin, en torno a Lizeta se ha generado un aura de imbatibilidad y predominio, que se refleja en los años de mandato y en la conformación de las instancias de gobierno: ejecutivas, parlamentarias y judiciales, que domina casi por completo en el Estado, posiblemente el más rojo rojito del país; ni siquiera el Comanche, recientemente fallecido, a quien denominaban el Maestro de la política, llegó a tanto y difícilmente en el futuro próximo cercano, alguien pueda llegar.