La gobernadora del estado Delta Amacuro supervisó las obras de rehabilitación de la sala de usos múltiples Warao Aoriwakanoko
Le correspondió al Dr. Simplicio Hernández, el privilegio de inaugurar el 27 de diciembre de 1.980, el único teatro del estado Delta Amacuro, en el marco de su gestión al frente del Ejecutivo estadal, durante el periodo presidencial de Luis Herrera Campins.
Una enorme sala con asientos para 950 personas, que fuera definida en su momento como la más grande del oriente del país.
Mucha agua ha corrido desde entonces, siendo, quizás, la obra emblemática que retribuyó con creces y de mejor manera su cuantiosa inversión.
Graduaciones, investiduras de mandatos, declaratorias solemnes, encuentros rebosantes con todos los sectores de la vida pública, visitas de altos funcionarios, grandes conciertos y pare Usted de contar.
La prestancia que añadió al municipio capital, más allá de lo que puedan representar la catedral Divina Pastora y el paseo malecón Manamo, no tiene parangón con ninguna otra realización de gobierno, desde que nos constituyéramos en entidad político administrativa.
Las antes expuestas, son razones de peso para que la actual mandataria, hija de “Picho”, preste especial atención a la edificación cultural.
Un breve mensaje en sus redes sociales, refleja la acción:
“Así avanza la rehabilitación de Auditorio Aoriwakanoko, gracias al Presidente Nicolás Maduro Moros, continuamos trabajando para promover la cultura en la región.”
Sin ofrecer mayores detalles al respecto, cabe pensar que la apertura del escenario de las artes bellas, totalmente remozado, se producirá en los momentos previos a la elección presidencial y sea el mismo Maduro quien lo declare en funcionamiento.
Dos gruesas cartas se juega la mandataria, enalteciendo a su padre en la ocasión de la visita de mayor nivel. Política de la buena le dicen. Como ha aprendido Lizeta…
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