José Isaías Roa Rojas se desahoga. Luego de los eventos que dieron un giro de 180 grados a su vida y condujeron a su familia al exilio, quería y debía expresarse. Era necesario que dijera lo que experimentó y se pusiera a derecho con la sociedad que nunca creyó, aquello que le endosaban.
Puede que haya tardado en hacerlo, pero hasta que el gobierno no comenzara a revertir el daño que le infringió con acciones concretas como la sentencia absolutoria y el resarcimiento de los daños morales y patrimoniales que debe venir, no podía hacerlo.
Este es su testimonio, escrito como interpretaría Julio Jaramillo, con tinta sangre del corazón, y la esperanza de que algún día, hechos así dejen de ocurrir.
La verdad detrás
“Un 13 de agosto del año 2014 comenzó toda una pesadilla para mí y el grupo familiar. Ese día me disponía a salir de vacaciones cuando recibí una llamada girándome la instrucción de quedarme en la Fiscalía, no podía ni imaginar el calvario que se avecinaba.
En horas del mediodía fui sorprendido con un despliegue policial jamás visto, con la participación de Directores del Ministerio Público, que venían con el firme propósito de quitarme la libertad. En el momento no entendí, porque mi gestión como Fiscal Superior en varios Estados y como Fiscal Militar siempre fue transparente, limpia, decorosa, ajustada a la Ley, esa que siempre he llevado de bandera desde que juré lealtad a la Constitución, con una carrera militar intachable, y siendo reconocido como uno de los Fiscales Superiores de mejor desempeño a nivel nacional.
Cómo suponer toda la conspiración que se avecinaba. Nueve (9) meses en la peor prisión del país, SEBIN HELICOIDE, recibiendo las peores torturas, amenazas y tratos crueles e inhumanos que también sufrían mi familia, padeciendo la persecución judicial con la que trataron de manchar mi reputación y mi honorabilidad, pero no lo lograron, pues, siempre fui lo que mostré, un hombre sencillo, que caminaba las calles escuchando a todos, que vivía en una casa humilde de un gran deltano que aún recuerdo con cariño.
Luego de cinco (05) meses detenido una Corte decidió mi libertad, con una boleta de excarcelación, gracias a la intervención de dos diputados de la Asamblea Nacional, quienes tramitaron la prueba de mi inocencia, ya que me acusaron de haber cometido presuntamente Prevaricación Fiscal, como lo era no haber procesado una denuncia en contra de un Fiscal de mi Jurisdicción por supuestos hechos de corrupción, denuncia que había enviado a Caracas DIEZ (10) MESES ANTES de mi detención, prueba contundente y fehaciente de mi inocencia, que la Fiscal Nacional que me acusó jamás quiso incorporarla al proceso.
Luego la violación a mi libertad, con una boleta de excarcelación a la que no prestaban atención; agradezco a los que alzaron su voz para hacer público mi drama: periodistas, medios de comunicación, amigos, abogados y familiares, que se sumaron a mi defensa.
Por largos OCHO (8) años muchas fueron las trabas judiciales, recursos de amparo no decididos, tribunales de la causa sin dar Despacho por más de cinco meses, diferimientos de audiencias sin motivación alguna, aperturas de juicio fallidas, extorsión judicial, etc., pero entre el cielo y la tierra la verdad siempre florece, yo me aferré a esta lucha para demostrar mi inocencia. Agradezco a mis abogados que me acompañaron en este camino, que nunca dudaron.
Hoy tengo una sentencia ABSOLUTORIA, que agradezco al justo Juez, Dios todopoderoso, que me dio la sabiduría, la humildad, la fortaleza y el entendimiento de seguir adelante en este vía crucis.
Un Fiscal Superior que no dobló sus rodillas, un profesional que nunca se vendió, un ser humano que se apegó a sus principios y valores, yo JOSÉ ROA, un hombre que cree en la Justicia.
Nunca me arrepentiré de ser quien soy, de lo que he pasado, no cambiaría nada, agradezco mi tiempo en Delta Amacuro, sumé seres maravillosos a mi vida. Hoy más fortalecido que nunca siento la paz y tranquilidad que da ser inocente, y poder demostrarlo con esta sentencia que aunque me costó lograr, ya no podían seguir sosteniendo una mentira que a través del ensañamiento quisieron perpetuar.
Esta batalla interna y externa jamás la hubiese ganado sin el apoyo incondicional de mi esposa y mis hijos, a los que, indudablemente, les debo la honorabilidad de mi trayectoria.
Aclarando
No soy ni he sido jamás ningún Revolucionario ni mucho menos chavista, fui un militar, y ahora en condición de situación de Reserva Activa estrictamente Institucionalista, apegado única y exclusivamente a la Constitución y demás leyes. Nunca me dieron un cargo por cuestiones políticas. En el ámbito militar ocupé los cargos por méritos, y en el ámbito civil, como lo era Fiscal Superior, primero en comisión de servicio y luego nómina del Ministerio Público, los cargos me los gané por méritos, exámenes en la Escuela Nacional de Fiscales, entrevistas varias, es decir, por méritos, algo que acaba de demostrarse al ser restituidos públicamente mi decoro y dignidad.”
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