María agarró diciembre para ella solita. Se propuso hacer una platica y trabajó afanosamente para ello.
Los montos solicitados variaron entre 50 y 100, con subidones de hasta 500. Hubo casos aislados de 1.000, según la posible víctima.
Es un verdadero rastrillo y una consumada estafadora que no descansó siquiera el día de los Santos Inocentes.
Ana, Petra, Inés, Juana, son algunas de las otras identidades que asumió, para obtener beneficios truculentos con la divisa más añorada y anhelada en los tiempos que corren: el Dólar.
Un nombre común, la oferta fácil e inmediata de la moneda internacional de cambio, y el abordaje cercano y confianzudo, constituyen una formula exitosa en el ámbito delictivo.
María se desató, quería “burata” y al parecer, la consiguió.
Vamos a encontrarnos en Telegram https://t.me/Tanetanaedelta