A estas horas debe haber abordado el cielo
Educadora de las de antes, fundamentó su labor en los buenos modales y el respeto.
Al abrir los ojos una triste noticia nos despertó, la dama serena y apacible, la gerente del tacto y la moderación, alzó vuelo eterno.
En vísperas del 24, no esperó a su última Navidad, quiso disfrutarla lejos viendo a los suyos desde un lugar de privilegio, aquel que conquistó con su bondad natural y apego a los mandamientos.
De esas jefas que se hacen notar sin que lo sepamos, imponiendo con mano suave y dulzura los preceptos del formador ejemplar, mantuvo su hoja de servicios limpia e impecable, como se espera de un destacado docente.
Tras su largo e infinito viaje, deja una estela de gratos recuerdos, que el tiempo perpetuará.
Dios la tenga en su Santa Gloria.
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