La cancha me sienta bien

Prof. José Cedeño | Fevefusa

Algunas frases son interpretadas de manera literal, y en esa misma forma pueden ser vistas muy a menudo. Referirse a los distintos gimnasios donde el fútbol de salón venezolano celebra sus actividades, es tener la posibilidad de observar las distintas miradas y conductas de las personas que forman parte de la comunidad familiar. No en todos los tabloncillos priva la excelencia en el desempeño de la importante familia del futsal, ya que cada persona en particular tiene una forma de expresar sus emociones y de igual manera de controlar las mismas.

Señalar algunas instalaciones que hay en el país, en las cuales el fútbol de salón de alta competencia en sus distintas categorías ha reflejado el mejor de los desempeños para los jugadores, árbitros, entrenadores, dirigentes, y hasta los aficionados del mismo deporte, que siguen las actividades con pasión, decoro y respeto. En esencia amigas y amigos lectores y hacia allí apunto, es el control de las emociones lo que te ayudará en el buen desempeño y comportamiento en algunas instalaciones. Desde el estado Zulia hasta el estado Delta Amacuro, los gimnasios cuentan con buenas referencias, es de lógica pensar en las excepciones que en algunas ocasiones puedan presentarse, sin convertirse en regla, y en las que los mismos protagonistas recuperan rápidamente la compostura.

En algunas instalaciones, casi míticas, el fútbol de salón en general ha sido –como es menester- el protagonista. Presentarlas de primeras o de últimas no quiere decir que alguna es más importante que otra, el orden de los factores no altera el producto, entre ellas se tienen: el Gimnasio Campeones Mundiales del 97, ubicado en el estado Táchira; Néstor Quiroz, y el Pedro Elías Belisario Aponte del estado Zulia; El Rómulo Ramírez en el estado Trujillo; Gimnasio Carlos Sánchez en el estado Falcón; Modulo IV, y el Gimnasio Gilberto Roque Morales​​ en el estado Monagas; Gimnasio Ciudad de Tucupita en el estado Delta Amacuro; Gimnasio Hermanas Gonzalez en el estado Bolívar; El Fórum de Valencia en el estado Carabobo; El Gabriel “Niño” Planchez en el estado Aragua; y El Domo Bolivariano en el estado Lara. Quien suscribe quisiera nombrarlos a todos y algunos acontecimientos bien importantes que suscitan más allá de las competencias, pero ya habrá espacio para seguir en esa ruta.

Pero lo que sí es bien interesante, es que dichas instalaciones esparcidas a lo largo y ancho de la geografía venezolana, han servido para que la gran familia del fútbol de salón nacional sea protagonista no sólo en el ámbito de la alta competencia, sino también en la masificación y aforo de público, que es otro tema que reviste de mucha importancia más allá de lo que por lo general nos apasiona como actividad.

Que la cancha le (nos) siente bien, es posible asumirlo de acuerdo a la formación, a la preparación y a la mirada que cada persona le dé.

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