Una zona más rural del sector Paloma de Tucupita al anochecer del 11 de febrero de 2020 / Tanetanae.com.

“Fue una noche de sexo y espantos, una cosa loca” (experiencia policial inusual I)

Al oficial de la policía del estado Delta Amacuro lo llamaremos Charles para no mencionar el nombre ni el apellido del funcionario que compartió esta inusual experiencia con Tane tanae.

Era julio de 2020 y el oficial Charles tenía guardia en uno de los cuadrantes de seguridad, un sistema de vigilancia ideado por el gobierno de Venezuela para frenar los ataques delictivos.

Durante esa semana el cuadrante que debía patrullar junto con su compañero correspondía a una amplia zona del centro de Tucupita.

Eran las 10: 30 de la noche cuando comenzaron la primera ronda de patrullajes. Partieron de Delfín Mendoza y llegaron hacia el sector del edificio La Coca, en calle Boyacá.

“Cuando doblamos que da hacia la calle Boyacá desde calle Bolívar, vemos de lejos a dos personas; yo encendí la luz alta de la moto y vimos a dos hombres tiendo sexo en plena calle. Fuimos y les instamos a ir a un lugar más privado, porque a esa hora era peligroso y además que es una vía pública para algo tan íntimo”.

Pero una de estas personas que tenía sexo estaba ebria y se negaba a ponerse la ropa, les pedía a los oficiales que se fueran.

  • ¿No ven que estamos teniendo sexo?
  • Sí, no es nuestro problema, pero este no es el lugar
  • Váyanse de aquí
  • Si no visten y se van ustedes de aquí serán detenidos

Fue cuando la pareja de hombres se vistió y se fue del lugar. El ambiente ya se había vuelto inusual para el joven Charles.

El patrullaje continuó de regreso a la calle Bolívar, esta vez por calle Tucupita, en las cercanías de Cocalito.

“Yo iba bajando por la calle Dalla Costa hacia la gobernación, a lo lejos vi cruzar a un hombre alto de pantalones cortos, creí que se trataba de un señor indigente que se la pasa por ahí, estaba cruzando la calle lentamente. Pero cuando llegamos a esa esquina del semáforo, no había más nadie, solo estábamos mi compañero y yo, yo iba manejando y se me espeluscó el cuerpo, mi cabeza me dio vueltas y sentí escalofríos, sopló una brisa extraña en la plaza Bolívar, una cosa extraña de esas que seguramente les ha pasado a algunos”.

Charles siguió con su guardia esa noche sin problema alguno, solo que la jornada fue “loca” como la calificó el funcionario.

 

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