El domingo en la mañana, preservando las sanas costumbres, un buen ciudadano de este municipio acudió a la Santa Misa en la catedral Divina Pastora de Tucupita.
Nunca le había ocurrido nada y rebosante de Fe, escuchó con atención la homilía, recibiendo la comunión en señal de su cristiandad.
A la salida, purificado y feliz, se encontró con un hecho que le descompuso el cuerpo y el alma.

Con una pedrada rompieron el vidrio del copiloto y le hurtaron el celular. En respeto al mandato del Señor, había dejado el aparato en el vehículo para evitar distracciones.
Sin querer formalizar la denuncia, al menos nos permitió tomar la foto para que fuera creíble su testimonio.
De no corregir la situación puede que muchos prefieran quedarse en casa.

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