Francisco Pérez
Falleció un hermano de la vida, un hombre bueno.
Una persona querida y apreciada por todo aquel que lo conoció, un ser de nobles sentimientos.
Orgullo de familiares y allegados, digno de admiración.
Destacado estudiante, ciudadano ejemplar, profesional de fuste.
Capaz y diligente, de quienes se destacan sin hacer daño, ascendiendo a fuerza de pulmón, brazadas, inteligencia y empeño.
Donde estuvo marcó pauta y dejó huella.
No hay nada, absolutamente nada que reprocharle. No tuvo vicios, a nadie perjudicó ni irrespetó, ni ocasionó malestar consciente o inconsciente al que estuviera cerca.

Fue educado en medio del amor y a la humanidad retribuyó con iguales o mayores dosis, que las que recibió en el seno hogareño.
Obtuvo el mejor promedio de su promoción en bachillerato y en algún momento fue de los más elevados en Ingeniería de la UCAB; fue selección estadal de baloncesto; se creció en la narración hípica, deleitándonos, a través de Radio Cumana 2000, Radio Bonita La Guapa de Guatire y la famosa Radio Tiempo. Redondeó la faena como pronosticador, en un folletín de circulación nacional, llamado “La Mafia Hípica”. Quien escribe, tuvo la dicha de acompañarlo en un programa, también de pronósticos, que transmitimos desde la 950 AM de la Radio Cadena Mundial y, posteriormente, en Radio La Guaira, alcanzando la zona metropolitana de Caracas.
Se lució en el ámbito laboral: en la cigarrera Bigott, recorriendo el oriente del país, en calidad de supervisor; en el Banco del Caribe, a cargo de los proyectos especiales fundamentados en la reingeniería de la empresa; en el Colegio Venezolano Americano (CVA), presidiendo dos sedes; cada rol y responsabilidad la ejerció con solvencia en la capital de la República, y nunca jamás dejó Venezuela, a ella se entregó por completo.
Rafael Romero hijo era un grato conversador, un bailarín aplicado, y un amigo leal y consecuente.
Como él, difícil, su molde se rompió hace tiempo.
Dios lo tenga en su Santa Gloria.
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