Falleció un docente ejemplar, de esos a los que no les hace falta decir que lo son ni exhibir sus pergaminos para demostrar la calidad como personas y maestros.
Conjugadas ambas, ser humano y guía de juventudes, por cuanto eso representó Rogelio, un hombre responsable y honesto en el ejercicio de sus deberes, y un ciudadano a carta cabal.
De los profesores que cumplen a rajatabla con la planificación, de los que nunca faltan, de los que se esmeran en enseñar, de los que ponen la nota que cada quien merece, de los que valoran el saber, de los que saben, de los que no negocian con las calificaciones, de los que entran a la hora y salen a la hora, de los que acuden al aula hasta el último día de sus vidas, de los que merecen lo que ganan y les quedan debiendo, de los protestan impartiendo más y mejores clases.
De los que valoran la familia, de los que viven desde siempre y para siempre con su primer amor, de aquellos que todo el mundo respeta, de los que son sencillos y humildes, de los que nunca se mudan de residencia, de los que con el sueldo jamás pudieron comprar un carro, de los que se sientan a la puerta de la casa sin bajarle a nadie la mirada y cada uno que pasa los saluda, de los que permanecen en la memoria eternamente.
Desapareció físicamente un gran profesor, un gran prójimo, un gran ciudadano, un gran vecino, un gran padre, un gran cristiano, un gran deltano.
A 5 días de morir su señor padre en Tucupita, estado Delta Amacuro, un infarto se lo llevó. Gloria eterna Rogelio Rodulfo.
Vamos a encontrarnos en Telegram https://t.me/Tanetanaedelta