El rescate de un cunaguaro vivo en horas de la tarde de este domingo 2 de abril en la comunidad de Santa Cruz, hizo recordar la muerte en marzo de 2017 de un ejemplar hembra de jaguar, tigre mariposa o panthera onca en los predios de Los Cocos.
Aun cuando son especies distintas, la cercanía geográfica de ambos eventos, con el telón de fondo de “la selva de los Cocos” y la posibilidad de que en la ocasión de matar a la tigra, esta estuviera acompañada por dos cachorros que lograron escapar, despertó la imaginación de muchos deltanos.
En aquel entonces se comentó que los cazadores de la infortunada felina, lo hicieron debido a que intentó agredirlos en protección de dos crías que huyeron adentrándose en la espesa vegetación.
Ciertamente, funcionarios del MINEC intentaron cotejar aquella versión y fueron en busca de los supuestos retoños, sin encontrarlos.
El caso se saldó con una sanción de carácter administrativo a los autores del hecho y no se habló más del tema, hasta este domingo 2A.
Con más de ficción o buenos deseos que de realidad, tomando en cuenta que de ser hijo de aquella tigra habría crecido mucho más, presentando una apariencia similar a la de un jaguar, tercero en tamaño de los felinos, luego del tigre y el león, y no la de un gato grande, representa una historia esperanzadora para los defensores de las especies animales y para quienes se sintieron afectados por la manera cruda y ostentosa, exhibiendo la presa como si de un trofeo se tratara, que mostraron los ejecutores del magnifico ejemplar.
Más allá de las especulaciones, independientemente de que todo apunta a que no haya relación entre uno y otro panterino, habría sido un soplo de aire fresco en el rostro y una caricia en el corazón, saber que este es hijo de aquella y logró sobrevivir en manos de humanos tan iguales como los que, sin rastro alguno de compasión, cometieron la felonía de matarla.
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