Texto: Cristian Medina/Vídeo: Olber Moraleda
Dicen que la esperanza es lo último que se pierde, ella lo cree así y, ¿por qué no?, es su abuela, quien cuidó de él asumiendo el rol de una mamá.
Lo vio crecer. También lo vio despedirse por última vez. Ya estaba por cumplir 27 años de edad ese marzo del 2010, el mismo mes en que el sufrimiento tocaría sus puertas.
Pero, ¿acaso los restos humanos hallados en Guasina serán de él?
Alejandro José Velásquez, conocido popularmente como “el lobo”, es uno de los personajes que misteriosamente desapareció y que hasta la presente fecha no se ha vuelto a saber de él. La última vez que fue visto por sus familiares data del 3 de marzo del 2010. En Tucupita no saben qué pasó finalmente con él.
Las búsquedas cesaron por el cuerpo investigativo de Delta Amacuro. No había rastros de “el lobo”. Por su parte, su familia se mantuvo en la búsqueda por al menos cuatro años.
Lo buscaron en Tucupita, surcaron caños de la selva deltana, viajaron a Caracas, Colombia y Trinidad. Sin éxito alguno. Sencillamente desapareció.
Cristina de Astudillo, su abuela, compartió brevemente a través de Tane tanae y Kaina Tv, parte de su vivencia y el cautiverio en el que ha estado todos estos años a raíz de este hecho, de la que asegura no pierde las esperanzas de que “el lobo” siga vivo.
En torno a la osamenta hallada en Guasina más recientemente, ella está segura y da gracias a Dios de que no se trata de Alejandro. Descarta esa posibilidad porque su nieto no usaba dentaduras postizas y la ropa con la que encontraron al esqueleto no coinciden con la suya.
- No es Alejandro. Él siempre vestía de negro y tenía todos sus dientes buenos.
Alejandro le era fiel a una tribu urbana (Emo), una comunidad normalmente de jóvenes que visten de forma similar, poseen hábitos comunes y lugares de reunión y; que se comportan de acuerdo a las ideologías de una subcultura. Nació en torno al género musical del rock.
En Tucupita solían verlo todas las tardes en el anfiteatro de la plaza Bolívar de la localidad. Era su rutina. De allí a su casa su casa en Paloma de Tucupita. Era un muchacho tranquilo que solo se enfocaba en darle vida a su estilo, uno que podría decirse, inició y lideró en la capital deltana.
Pero también se dice que podría haber sido el causante de su designio. El haber inspirado a otros le pudo haber arrastrado a su propio mal.
Sus familiares le atribuyen la desaparición a un militar que ejercía sus funciones en la Isla de Guara, quien habría amenazado a Alejandro.
- Yo escuché que lo llamaron a su celular, él dijo “yo sabía que eso iba a pasar, espérame allá” y salió. Ese día no llegó, el otro tampoco y fue cuando salimos a buscarlo.
La señora Cristina es consciente de que las posibilidades de que Alejandro siga vivo son escasas, pero de no ser así, espera algún día hallar sus restos para también reposar su cuerpo en un camposanto.
Vea el vídeo
Vamos a encontrarnos en Telegram https://t.me/Tanetanaedelta