En respuesta a la solicitud formulada por las autoridades del Liceo Bolivariano Dionisio López Orihuela

Estimados conciudadanos, estamos conscientes de que visibilizar ese tipo de situaciones, puede arrastrar una serie de consecuencias, poco deseables en ocasiones, mas ello, al igual que hace un educador en el cumplimiento ineludible de su deber, no es motivo para apartarnos de nuestra obligación con la difusión de la verdad o por lo menos, una versión pretendidamente objetiva de ella.

Pedimos disculpas en privado y nada nos cuesta hacerlo en público, los errores y equivocaciones a que estamos sometidos en el ejercicio del periodismo, son parte del oficio tan controvertido que hemos escogido como vocación vital.

Incluso, siendo yerros involuntarios o producto de un elemento esencial en la comunicación social denominado “la fuente”, que no es más que los declarantes, hemos de asumirlos como propios, en virtud de la defensa a que estamos llamados de proteger su identidad, en especial cuando son altamente vulnerables.

En este caso, nos satisfizo saber, habiéndolo constatado, que la comunidad educativa del Liceo Néstor Luis Pérez, asumió voluntariamente, con base en lo que comprenden es su responsabilidad, la atención a la estudiante con el padecimiento, evidenciada en: un régimen de clases especial, aportes de diverso tenor, la garantía de aprobar el año escolar, el seguimiento a sus circunstancias, el refuerzo emocional pertinente, el establecimiento de un sano ambiente de armonía y concordia para que, cuando retorne, se integre plenamente rodeada del cariño de sus compañeros; ese fue el objetivo capital de la información difundida y se está ejecutando.

Por lo demás, solo nos resta asimilar esta eventualidad como fuente de aprendizaje y solicitar modestamente a todas las personas que tengan niños, niñas y adolescentes bajo su mentoría, guía, protección y cuidado, que absorban y se impregnen de lo que un buen día el bardo del pueblo Andrés Eloy Blanco plasmó en su celebrado poema “Los hijos infinitos”: Cuando se tiene un hijo, se tiene el mundo adentro y el corazón afuera / …Cuando se tiene un hijo, se tiene al hijo de la casa y al de la calle entera… y al niño indio que carga la india y al niño negro que carga la tierra / …y si le sangran y se queja, por el momento no sabríamos si el ¡ay! es suyo o si la sangre es nuestra. Abarcando, claro está, a quienes los miran de soslayo, enfocados en otras facetas de los problemas.

Y a los adultos, entre los que nos contamos, cuyos roces por los conceptos de autoridad y poder son perfectamente comprensibles, que adopten la pedagogía del amor, la tolerancia y la paz, como valores primordiales en el ejercicio de la administración del sistema educativo, los vínculos entre sus protagonistas y la docencia.

Nuestras disculpas nuevamente, a la vista del colectivo, y gracias por la solicita compresión demostrada.

Francisco Pérez

Director adjunto de Tane tanae

 

 

 

 

 

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