Fue condenado a 16 años de prisión por su participación en el homicidio de Alex Wu
“Coquito” estaba aparentemente sereno, sin embargo, la procesión iba por dentro.
Con un pasado reciente en el ámbito criminal, se suponía regenerado y reinsertado a la sociedad.
Un trabajo decente, una familia, un 15 y 30, parecían suficientes. El Jesús Jiménez de antes, había quedado atrás.
Eso creían todos, pero, dichoso pero, no fue así. Justo a la edad de Cristo, 33 años, se metió de nuevo en problemas.
Bajo la presión inclemente de la sociedad y el gobierno, demandando resultados a los cuerpos de seguridad, a los indestructibles de la Dirección del Servicio de Investigación Penal, se les ocurrió una idea: ¿será que “coquito” se volvió saiyajin otra vez y agarró por caminos verdes y veredas?
Compartida la hipótesis con el sagaz Com/J Jackson London, jefe de Polidelta y el inquieto Com/J Galindo Herrera, coordinador de la DSIP, fueron a por él y “abracadabra pata de cabra”, la pegaron por completo.
El “coquito” reconvertido en hombre bueno, ni se había reconvertido ni era tan bueno; anhelante de un botín, con la testosterona a millón, deseoso de acción, “picado” por la oferta, cayó en la tentación y sucumbió a la propuesta.
Una incursión a los menesteres del bajo mundo que olfatearon, rastrearon, indagaron, auscultaron, excavaron y, juntando los pelos del burro en la mano, la DSIP de Polidelta lo envolvió en papel celofán y bajo mandato del Ministerio Publico, se lo entregó al Cicpc.
El “coco” de la maldad pudo más que el intento de “coquito” de convertirse en varón y pertenecer al ejército de Jehová, como uno de sus fieles escuderos.
Que lastima que Alex Wu, halla estado en el medio.
Asesinato de Álex Wu: cinco enconchados, cinco agarrados y «el coco» para la jaula
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