Sobre las nueve de la noche se comenzó a ver el humo que cubría gran parte del casco central de Tucupita. Todos pudieron verlo. En ese momento comenzó el alboroto.
Los que dormían, despertaron. Era tanta la tensión que muchos se movilizaron hasta el lugar de los hechos para ver de qué se trataba.
A esa hora comenzó la más triste historia para quienes hoy lamentan haber perdido lo que con esfuerzo habían logrado levantar, el sustento familiar. Por fortuna, no hubo perdida alguna de vidas humanas.
Rápidamente la noticia sacudió a todos los que viven en Tucupita y fuera de ella, por medio de las redes sociales. Todos hablaban de eso.
Pasaban los minutos y el suspenso crecía, un edificio se prendía en llamas justo frente a la plaza Bolívar de la capital deltana.
La gente se acumulaba allí. Testimonios de los presentes dan certeza de que el cuerpo bomberil se demoraba en llegar, hasta que finalmente pudo llegar y actuaron de inmediato. Todavía no era tanto el fuego.
Algunos contratiempos con el sistema de extinción de incendios de los bomberos, provocó que las llamas tomaran más poder y, en cuestión de segundos, todo, o casi todo el edificio estaba entre la candela.
No parecía acabar pronto. El desespero no colaboraba. 10, 11 de la noche y todavía no había maneras de controlar el fuego. Los espectadores solo miraban cómo la candela consumía la estructura. Y mientras eso pasaba, otros estaban a atentos a lo que pasaba a través de las redes sociales.
Era mucha llama para un cuerpo de bomberos que no veía las maneras de acabar con la pesadilla. Al rato se vio llegar un camión cisterna de una institución gubernamental, pero por no ser un vehículo habilitado para esa función, no logró hacer mucho. De un momento a otro el sitio se vio abarrotado de funcionarios de seguridad.
Milagrosamente entraron en acción dos cisternas más, estas dos de mayor tamaño. Ningunas con algún vínculo institucional, pero sí unidas por un mismo propósito. Era el momento para unir fuerzas y combatir el fuego.
A media noche aproximadamente, volvió la calma. El área se había convertido ya en ruinas de escombros carbonizados.
Se estima que haya habido una pérdida de al menos 300 mil dólares, según los datos que maneja hasta ahora la presidenta de la Cámara de Comercio del municipio Tucupita, Adelaida Da Silva.
A la hora de la publicación todavía no se conocía oficialmente sobre lo que pudo haber causado el siniestro. Ninguna autoridad se había pronunciado.
Son muchas las hipótesis que se pudiera creer que pasó, pero de eso ya se encargarán los expertos, quienes ahora mismo se encuentran desplegados en un perímetro restringido de la zona afectada. Toda esa parte amaneció cerrada por razones de seguridad, no había acceso al tránsito vehicular ni peatonal.
En la mañana todavía se podía observar un diminuto humo que salía desde adentro.
Se repitió la historia
El edificio fue construido por el comerciante Alexis Marmanidis, de nacionalidad griega, en la década de los 70´. No llevaba mucho tiempo de ser levantado cuando en los años dorados de los 80´ registró su primer incendio, algo similar.
Este 12 de septiembre se repitió la historia. La estructura estuvo en llamas nuevamente, esta vez en manos de comerciantes chinos.
Es el peor desastre después de 25 años
Tucupita no había visto un acontecimiento igual desde hace 25 años. En aquel momento fue el recordado local “El Tucán” que, curiosamente también rodea a la plaza Bolívar. Las llamas consumieron todo.
Esto habría hecho que la gobernadora de turno optara por dotar de equipos especializados en contrarrestar fuegos a los cuerpos bomberiles de la época.
La gente y sus memes
Lo que en principio fue motivo de angustia, al final fue tomado para algunos usuarios como una manera de hacer chistes y memes a través de las redes sociales, haciendo referencia al desperfecto evidenciado en los equipos utilizados por los bomberos para intentar controlar el fuego y una que otra broma en los comentarios.
“…En esos chinos están que arden los precios”, comentaron unos.
Las investigaciones siguen su curso. Existe un hecho y ya no se puede revertir, por fortuna no hubo pérdidas humanas, pero sí un daño del que tocará levantarse e intentar comenzar de nuevo.
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