Ana Luisa Beria falleció la semana pasada en Tucupita y no ha podido ser enterrada por carecer de documentos. Deja tres niños huérfanos.
Su conyugue Bernardo Beria, padre de las criaturas, manifestó venir de Simokonoina, una pequeña población en los caños y no poseer identificación. Tampoco recursos. En términos francos, está a un paso de la indigencia.
Los infantes tienen cuatro meses, tres y cinco años de edad. Se encuentran en el materno infantil Dr. Oswaldo Brito, donde han recibido abrigo temporal, ropa y alimentos, en espera de que alguna autoridad indígena los auxilie.

Bernardo estaría esperando darle cristiana sepultura a Ana, para regresar a su comunidad de origen.
En el Día de los Pueblos Indígenas, hacemos votos para que les brinden apoyo y puedan retornar a su hogar. Bastante tienen ya con la desgracia que les tocó vivir.

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