El retén de Guasina me hizo mejor, me enseñó oficios, cambió mi vida y me trajo el amor

 Loris García | Aobonona Eku Publicidad

Ántoni Medina Lezama de 32 años de edad, es un indígena pemón muy amable y estilizado. Oriundo de Santa Elena de Uairén, tiene 6 años privado de libertad en el Centro de Reclusión y Resguardo Policial Guasina, donde popularmente lo conocen como “La Pemona”.

Toda la familia vive, incluidos sus padres, en su querida Santa Elena de Uairén. Lamentablemente tiene muy poca comunicación con ellos, debido a que gran parte de sus integrantes se encuentran en las minas, habiendo establecido contacto en pocas ocasiones.

Ántoni, durante su estadía se ha ganado el cariño de muchas personas, así como también el respeto por parte de sus compañeros; es una persona humilde, sencilla y servicial, capaz de ayudar y aprender -con solo observar- cualquier oficio o tarea para sobrevivir.

“En 6 años que tengo aquí he aprendido a hacer muchas cosas… Elaboro pulseras, corazones en algodón, cocino, limpio y lavo. También tengo una máquina de cortar cabello, le corto el cabello a mis compañeros y a las visitas que vienen para acá. Esas personas me colaboran con lo que pueden y así me ayudo”, expresó.

La elaboración de corazones en algodón, decorados de diferentes maneras, lo ha ayudado a subsistir, los confecciona de diferentes tamaños y los intercambia por comida o dinero.

Además, contó que tiene su pareja sentimental desde hace 7 meses, él también se encuentra recluido y la comunidad carcelaria los respeta. Duermen ocasionalmente juntos, portan anillos o enlaces forjados con monedas de Bolívar, en representación del compromiso y con él, “espero durar mucho juntos”. Esta verdadera y rotunda dama, se ha procurado muchos afectos dentro y fuera de las instalaciones.

“Me han dicho que hablan de mí en la calle y muchas personas han venido a conocerme, he conseguido muchas amistades”, manifestó.

Asimismo, expresó que durante los 6 años que ha permanecido en el retén, ha aprendido a tener paciencia, a valorar a las personas que quieren ayudarlo y sobre todo a respetar. Esta agridulce experiencia le ha inculcado muchas enseñanzas, tanto que lo han llevado a cambiar su personalidad, considerando que ya no es él mismo de antes, “mi mamá se sorprenderá al verme de nuevo, soy muy distinto de aquel hijo que debió soportar”.

“Yo he aprendido a perdonar, a tener misericordia con todos, así como Dios la tiene conmigo. Hagan lo que hagan contra mí, yo los perdono y les doy la mano”, reveló.

Ántoni anhela regresar a su tierra y reencontrase con su familia; añora ver nuevamente a su madre y a su padre, asegurando que esta vez su progenitora valorará su transformación en positivo como un milagro del Creador.

“Creo que cuando salga de aquí a mi mamá le costará creerlo, ya no soy el mismo de 6 años atrás. Esta prisión fue algo mejor para mí, me permitió cambiar mi vida. Cuando salga seguiré trabajando junto a mi familia”, finalizó.

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