Por Darwin Medina
Hace unas semanas no sé si por cuestiones del universo, la suerte o el destino, conocí a un personaje bastante peculiar, de esos que no se olvidan, que dejan huellas imborrables; hablador, mordaz, cordial como suelen ser los Deltanos. Nuestra conversación fue bastante alegre, sincera y diáfana, aunque debo confesar que a veces se apasionaba y como buen docente trataba que su punto de vista fuese tomado en cuenta. Los temas eran variados hablamos de matemáticas y sus aplicaciones, libros favoritos, psicología del aprendizaje, gestión del conocimiento, reconocimos los aportes de Simón Rodríguez, Paulo Freire, Piaget, entre otros, por supuesto no podía dejar tocarse la Geopolítica y la Política Nacional.
El profe como cariñosamente le llamaré, manifestaba como el tiempo era desaprovechado por sus estudiantes y los jóvenes en general, también, conversamos de la carencia de valores humanos y ciudadanos y su impacto en esta sociedad; en donde un suceso es banalizado en 30 segundos que dura un estado de Whatsapp, 240 caracteres de un Twitt o un Tiktok, no se investiga la fuente o todo se da como un hecho verídico, lo que daría pie a la pos verdad; La rapidez con la que fluye la información hace que los jóvenes sean consumidores de todo lo que por allí se trasmite y esto sea tomado como santa palabra.
Este encuentro nos hizo reflexionar sobre varios temas y del cual surgieron varias interrogantes: ¿El uso indiscriminado de las redes sociales disminuye la capacidad analítica de la juventud? ¿Los dueños de las redes sociales usan los Likes como elementos de medición para interferir en los hábitos de consumo de la población?… Es preocupante los dos afirmamos. Asimismo, dijo que usa su tiempo “libre” para investigar e innovar, donde trabaja en un proyecto que transforma combustible sólido en gaseoso, el cual, ayudaría a generar gas para uso domestico y en su último proyecto estudia la posibilidad de formular uno de los aditivos principales para la elaboración de la gasolina sustituyendo la dependencia de esta materia prima del exterior y abaratando los costos de producción de la misma.
Ya casi finalizando el encuentro el profe me hizo una pregunta: ¿Qué es ser patriota? Pensativo por unos segundos respondí; “Es amar a la patria sobre todas las cosas, cada centímetro del territorio, es defenderla de ataques internos y externos es defenderla de todo”, ¿y qué más? Volvió a preguntar mirándome fijamente; Recordando la canción del panita Alí le respondí: La patria es el hombre, es la mujer que se para temprano a hacer desayuno y preparar a los niños para dejarlos en el colegio y correr al bus para llegar a tiempo a su trabajo, la patria es la mujer que a las 4:30 am se levanta a hacer empanadas y café para venderlos y llevar el sustento a la casa, es el campesino que cultiva todos los días esperanza para llevar el pan a su casa y que es mal pagado por los intermediarios, la madre que hace magia con el presupuesto familiar y que cada día con valentía lucha contra especuladores atrás de un mostrador, son los hombres y mujeres que producen todos los días en este maravilloso país.
El profe con ojos casi desorbitados y mirándome pregunto otra vez: ¿y qué más? Lo observé atentamente y sin tener respuesta le dije: ¡Soy todo oídos¡ esgrima sus argumentos, este tomó una bocanada de aire y de manera contundente respondió: “El que es Patriota no es LADRON, el que ama la patria no la ultraja, no se rasga las vestiduras hablando de ella para después robarse todo; No es patriota el burócrata que acaba con todo a su paso y tiene bienes imposible de justificar, la corrupción es un mal que nos está azotando en todos los niveles”, afirmó. Seguimos hablando de otras cosas y nos despedimos fijando fecha para otra tertulia.
De venida a la casa me quedé unos segundos analizando las explicaciones y el encuentro con el profe y recordé una conversación que tuve con mi abuela paterna hace mas de 15 años mientras visitaba este hermoso estado y que coincidía con una responsabilidad gerencial que asumía en esa época y ella me dijo: “Hijo, nosotros no tenemos dinero, pero vamos por la calle caminando con la frente en alto sin que nadie nos señale, en esta familia no hay ladrones, mucho cuidado”, también, recuerdo otra conversación que tuve con mi padre mientras estudiaba bachillerato y siendo aun adolecente, recuerdo haberle preguntado porque no tenía un carro mejor u otros bienes si habían funcionarios menos antiguos que él y más jóvenes y tenían carros del año, a lo cual me respondió: “Doy gracias a Dios por lo que tengo y me gano honestamente, no le debo nada a nadie y todas las noches puedo acostarme a dormir tranquilo sin estar pendiente que en la madrugada venga alguien a buscarme o que no pueda andar en la calle siquiera compartiendo una comida o un helado con ustedes”.
Agradezco haber conocido al profe, caballero de mil batallas que con nobleza batalla contra los antivalores, sembrando esperanza y cada día nos reafirma que hay solvencia moral, conocimiento, experiencia y voluntad para seguir construyendo un país potencia.
Vamos a encontrarnos en Telegram https://t.me/Tanetanaedelta