¿Quién no conoce a José Galindo Herrera? Con decir que es más popular en su tierra de adopción que, en el barrio de Anzoátegui donde nació.
Para algunos, el perfecto ejemplo de un agente mala conducta, en el sentido de ser berrinchudo, enojoso, respondón y calentón; para otros, un eficaz y osado funcionario, aquel en quien delegan las misiones de mayor riesgo o suicidas, con altas probabilidades de éxito.
Inquieto como ninguno, exasperante como pocos, arriba a un nuevo cumpleaños, feliz de la profesión que escogió para vivir.
Quien diría que el muchacho rezongón, al que no le gustaba estudiar y se la pasaba pelando pava en las esquinas, iba a ser Comisionado Jefe y director del Servicio de Investigación Penal en Delta Amacuro.
En el devenir de su quinta vida policial -le faltan dos-, gracias al sagaz London que, consciente de su potencial le asignó una alta responsabilidad, continua avanzando.
Antes de culminar la nota recibimos la visita casual de una funcionaria y al comentarle en que estabamos, nos dijo, “y es el más pantallero, escríbalo”.
Así lo hicimos.
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