El homicidio de José León Rico, va camino de ser incluido en el extenso archivo de los casos sin resolver del órgano de investigación penal de Venezuela.
Acaecido el pasado 15 de diciembre, en la comunidad de San Miguel, contigua al urbanismo El Torno, del municipio Tucupita, cumple dos meses de haber ocurrido.
Audios enviados a sus amigos el día de su desaparición física, denotan la extrema felicidad que lo embargaba.
Había compartido con sus compañeros de trabajo la cena navideña y decidió seguir el festejo en casa.
No se sabe si lo habían estado siguiendo o fue una coincidencia fatal, el caso es que “se fue la luz” en el sector y los criminales, que al parecer fueron 4, aprovecharon la oscuridad para llevar a cabo sus tenebrosos designios.
Padre nuevamente, luego de haber perdido a su primera hija en un trágico accidente, estaba a días del primer aniversario de su segunda niña, cuando una bala homicida penetró la pared de sus costillas y se alojó en la vecindad del corazón, quitándole la vida casi de inmediato.
Posiblemente activó su instinto sobreprotector y se la jugó por su esposa y la bebé, quedándose en el camino.
Al León más apacible de Mercal, amigable y cercano en demasía, de origen humilde y lo que se dice, de colcha y cobija, le interrumpieron el reloj biológico a los 36 años.
Sus familiares en Bolívar, se repiten constantemente que “si fuera hijo de” ya habría encontrado la justicia terrenal que tanto anhelan, su señora esposa lo ha dejado en manos de Dios, y su pequeña hija no sabe lo que perdió, uno de los mejores padres del mundo.
Justicia para «Leo».