Aquiles José Amares Pugarita
La cotidianidad se distorsionó, implosionó: hubo una imagen, de obscuros presagios, ante la aparición de hombres venidos de la mar profunda. Provistos de armaduras y báculos estruendosos, que escupían fuegos mortales, ya era un mal anuncio. Quiebre de tiempos. Los consejos de ancianos, aceleraron encuentros en busca de respuestas. El tabaco, dio señales de revuelo de deidades. El panorama no mostraba certidumbre alguna. Se optó por propiciar encuentros de humanidad, con los recién llegados. Estos, asombrados ante seres desnudos de piel y sentimientos. Ante tales hechos, la razón no conseguía certeza alguna, que por lo menos explicara semejante “encuentro”. Choque de visiones ante el mundo.
Los nativos a lo ancho y largo del territorio de Abya Yala, tenían sus propias visiones ante la vida. No consideraron necesaria la creación de Estados, para asumir la vida en el verdadero sentido de comunidad de integración con la madre Naturaleza. Salvo las civilizaciones que se conformaron en Mesoamérica y en Suramérica andina, que tenían organizaciones conformadas -presuntamente- en Estados y que confrontaban permanentemente con las formas organizadas en comunidades y pueblos en su periferia.
El ritmo histórico propio desarrollado por Abya Yala, fue trastocado por la Europa medieval y atrasada. La imposición europea fue hecha a fuego, espada y cruz cristiana. El atropello, rapiña, robo y genocidio cometido contra Abya Yala, no lo ha habido ni antes ni después en la historia de la humanidad.
La España contemporánea, se reniega a reconocer los hechos de barbarie. México lo ha exigido y lo ha reiterado en la posesión de su soberana presidenta Claudia Sheinbaum Pardo. España y por ende Europa reniegan de los hechos y estiman haber traído “civilización al Nuevo Mundo”. Que de insensatez la que domina el mundo de hoy.
Abya Yala, reclama hoy reconstruir un nuevo orden, en busca de su propio destino soberano. La marcha de los pueblos en búsqueda de su propio encuentro es frenada por la contramarcha impuesta por oligarquías dependientes de poderes imperiales norteamericanos y destartalados de la Europa y Reino Unido.
La marcha es larga y dura para los pueblos de la región Latinoamericana y del Caribe, pero es el camino a seguir en una dialéctica, que exige de los pueblos en rebelión, la búsqueda permanente de la soberanía trastocada un 12 de octubre de 1492. Día aciago para los pueblos milenarios de nuestros ancestros, abuelas y abuelos que nos legaron dignidad, rebeldía y virtuosidad ante la vida.
Luchamos hoy por un nuevo orden de Patria libre, original, soberana y auténtica.
Tucupita, estado Delta Amacuro.
Fachada Atlántica de Venezuela.
Deltaven, viernes 11 de octubre de 2024
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