Según él, vio una casa parecida a la suya y supuso que lo era, al entrar se dirigió a la habitación principal y mirando bocabajo una dama, pensando que se trataba de su esposa, presa de los demonios etílicos se le abalanzó. Cuando al fin despertó, estaba en un calabozo de la Policía Nacional Bolivariana, acantonada en Tucupita
Al enfrentarse a la cruda realidad, lo miraba malencarado el Com/Gral. Petit, con un sumario impecable en las manos, elaborado por los funcionarios que recién asistieron al curso de “redacción de actas policiales”. La minuta, más o menos, expresaba:
“Aprovechándose de la confianza de sus víctimas, ya que es pariente de las mismas, ingresó a la vivienda de estas y cometió abuso sexual sin penetración, en contra de la ciudadana mayor de edad.
Siendo sorprendido por el hijo adolescente, arremetió en su contra ocasionándole lesiones físicas.
Cabe destacar que ambas victimas presentan discapacidad motora, tornándolas vulnerables.”
El desvergonzado responde al nombre de: E. M. Z. de 65 años, siendo acusado de lesiones y abuso sexual.
El parte médico determinó que: bebió ron maluco, tenia una pea de hambre, la libido estaba exageradamente alta y la visión totalmente nublada por el exceso de alcohol.
Al parecer no es la primera vez, en otras ocasiones habría hecho uso de una pistola en espacios públicos, disparando al aire para intimidar a terceras personas.
Del caso conoce la Fiscalía Segunda del Ministerio Público.
