Según Antonio García, la Lucha deltana ya tiene sus nuevos kalimanes, lakes, olguitas y algún que otro Edgar Ramos en ciernes.
El “doble olímpico”, como integrante de la selección nacional en los roles de atleta y posteriormente de entrenador, prepara en la actualidad dos categorías en Brasil.
En una vuelta al ruedo por la que será siempre su casa, departió en horas de la tarde de este lunes con quienes lo emularán en el futuro.
En ropa deportiva, pisando la lona sagrada del “Malinda Rojas”, templo de la disciplina, disertó, expuso, arengó y al final, como suele hacerlo en Manaos, estado de Amazonas, en su actual ocupación deportiva, oró depositando la gloria total y absoluta en el Señor.
A este orgullo nacional no lo amilanan los desafíos, buscando dosis recurrentes de motivación para trasponer cualquier obstáculo puertas adentro, en conexión con el espíritu, idea que quiso transmitir a los guerreros de data reciente, aquellos que anhelan conquistar la esquiva medalla olímpica, “con Dios por delante como guía y protector, nada es imposible, todo se puede lograr”.
Perla Pitre, Ramón Narváez y el presi “Vitorino” Martínez, se sintieron halagados con su presencia y lo instaron a repetir la clínica técnico táctica cuantas veces pueda antes de irse.
El gran Antonio no se detiene, en 2023 tuvo logros que, en el gigante del sur, nunca se habían alcanzado. Produjo igual número de medallas en uno de los pesos a su cargo, en los pasados juegos panamericanos, que las acumuladas históricamente.
Humilde y sencillo, continúa trazando el vuelo del águila real, renovándose constantemente en procura de escalar cimas difíciles, mas no imposibles de conquistar.
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