Diosdado vino, vio y obstaculizó

Como buen militar, el hombre fuerte de la Revolución, desplegó su estrategia de guerra.

No solo visitó el Delta, también convirtió Tucupita en campo minado, con vallas y conos obstaculizando el paso por donde quiera.

Formado en las modernas academias castrenses del país, conocedor de las tácticas y estrategias diseñadas para inhabilitar avances y progresiones en el terreno de batalla, las aplicó este viernes.

Figura respetada en el oficialismo, justificó sus credenciales organizando la lucha electoral de la forma en que, quizá, sea el único capaz de hacerlo, mitigando y minimizando a como dé lugar, el impacto de los recorridos de la jefa de campaña rival.

A la hora en que arribó su antagonista, sobre las 4 pm, Diosdado caminó con sus seguidores desde el puente viejo hasta la concentración definitiva en calle Delta.

Acompañado de la vicepresidenta Delcy Rodríguez y la gobernadora Lizeta Hernández, desarrolló su discurso combativo y vertical, procurando aguijonar a la contendora con las invectivas de siempre.

Dos semanas atrás estuvo el presidente Maduro, apareció casi de sorpresa, sin anunciarse; con Cabello fue diferente, fiel a su estilo, le gusta hacerse sentir.

Con los cabellos blancos y la arrogancia de pendenciero curtido en mil refriegas, la mayor parte victoriosas, no asomó temor ni tristeza, sino la actitud de alguien que tiene una carta bajo la manga y espera aplicarla.

La contraparte, cercada por un rio de gente, circuló por las pocas calles despejadas, aquellas carentes de barreras, redactando un nuevo capítulo en esta batalla frontal que cada día va escribiéndose a lo largo y ancho de Venezuela.

El caudillo hizo su trabajo, MCM también.

 

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