El productor agropecuario deltano Carlos Rivas, denunció haber sido triplemente afectado tras padecer el hurto de dos reses preñadas de su finca ubicada en la comunidad fluvial El Caimán de Tucupita.
El delito se produjo el pasado sábado 22M al caer la noche, procediendo a denunciar el hecho ante el Cicpc subdelegación municipal Tucupita, el domingo 23M en horas de la mañana, con la aprehensión el mismo día de tres de los sujetos presuntamente involucrados, la persona que sacrificó los animales y los dos supuestos aguantadores.
El día martes 25M, la sorpresa, la rabia y el desconcierto invadieron al productor al enterarse que luego de ser parte activa de la investigación y atestiguar en contra de los detenidos, negándose a aceptar un acuerdo reparatorio y persistiendo en la búsqueda de justicia, fue sacrificado el único de los caballos que quedaba en su finca, un animal mestizo “cuarto de milla”, empleado por los trabajadores para sus traslados.
“Cuatro meses antes me mataron otro equino, con la muerte de este me quedé sin ninguno, fue una clara retaliación al no poder doblegarme”, expresó.
En el marco del tortuoso proceso debió enterarse de otra circunstancia abrumadora, uno de sus peones fue amenazado de muerte en respuesta al llamado que hizo a Rivas, el propio domingo 23M, participándole el hurto y sacrificio de los animales. “Querían que se quedara callado, al avisarme prontamente pudimos movilizarnos y dar en apenas un día con los responsables. Eso hizo que encontráramos más de 100 kilos de carne que no habían logrado vender, hallándolos en flagrancia y pudieran ser incriminados”, dijo a este medio.
Para Rivas, esta difícil situación lo pone al borde de una encrucijada, “que puedo hacer, soy un pequeño productor, no tengo garantía alguna de que no me sigan robando, mis trabajadores están amenazados de muerte y no tienen caballos para desplazarse, yo mismo corro peligro, donde está la seguridad que tanto pregonan los políticos en el campo”.
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