Sin el Profe. Óscar Calderón, la historia del futbol de salón en Delta Amacuro seria otra, perdería sentido. Sin desmerecer a Ignodio Rojas y Freddy León, entre otros, a Luis Domínguez y al “Gocho” Calderón se le debe la existencia, la permanencia, el impulso y el futuro de la disciplina.
El único ser omnipresente es Dios, sin embargo, en cuanto al balompié de dimensiones reducidas, Calderón casi se le iguala.
Con más de 30 años de residencia en la tierra del agua, este perito agropecuario de origen andino, a fuerza de humildad, responsabilidad y compromiso ha tejido una historia memorable en las canchas.
Siempre con sus niños, conformando equipos infantiles en todas las categorías, no hay escenario del municipio capital, incluso del Estado, donde no se le conozca y donde no haya tributado su cuota de buen juego, caballerosidad y espíritu deportivo.
Óscar Calderón es de los imprescindibles que merece vivir una eternidad, y de hecho, en los botines de las nuevas generaciones su huella permanecerá y será eterno.
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