Al ciudadano Pompilio Monroy Perales:
La esencia de la Democracia debe ser el respeto, la tolerancia, el reconocimiento la aceptación mutua, para que podamos convivir en armonía y hermandad dentro de nuestra querida y amada patria Venezuela.
Agradeciéndole que se haya tomado la molestia de leer mi artículo, en reconocimiento a su elevada estatura intelectual y a la dilatada trayectoria política que posee, me veo obligado a dar respuesta a sus inquietudes; leo de usted su opinión y me parece que el análisis no se comparece con la realidad y momento histórico-trascendental que vive el país, porque para un conocedor de la historia patria y además catedrático en materias histórico políticas, como tengo entendido que es, veo mayores desaciertos que aciertos. Acotando nuevamente que usted merece mi honor y mi respeto.
Querido y apreciado amigo Pompilio Monroy Perales, me pregunto: ¿qué elección reconoce usted? ¿La de Juan Guaido, el gran usurpador que se autoproclamó presidente de Venezuela? Por eso me gustaría preguntarle y a la vez expresarle, cómo conocedor de nuestras sagradas leyes, dígale a la opinión publica en que artículo de nuestra carta magna se convalida la figura de la autoproclamación; en mi criterio, sus opiniones reflejan un marcado divisionismo o separatismo propio de fanáticos y radicales, que no va contribuir en nada a la reunificación y reconstrucción de nuestro país, para así poder avanzar en la consolidación de la paz y la reconciliación que todos anhelamos.
Querido y apreciado amigo Pompilio Monroy Perales, permítame utilizar mi derecho a réplica para hacer constar que mis opiniones merecen tanto respeto como las suyas, aun cuando muchas de sus argumentaciones, vagas y superficiales, sin fundamento ni patriótico ni constructivo, lo merezcan.
Lo que sí le puedo asegurar y de ello no le quepa ninguna duda, es que los hombres no quitan, ni ponen gobiernos, así que entiéndase que solo Dios pone reinos y quita reinos terrenales y celestiales, por tanto le recuerdo -por si acaso- y me disculpa mi ironía al decírselo, hay un solo instrumento político y jurídicamente legal que está contemplado en nuestra carta magna-constitución para lograr acceder y conquistar el poder político en Venezuela o en cualquier país del mundo: los procesos electorales libres, secretos, directos y universales.
Querido y apreciado amigo Pompilio Monroy Perales, si vamos a vivir empeñados en buscar quien tiene la culpa, y no en plantear soluciones concretas, viables y confiables para resolver los graves problemas que tenemos y buscar la reconciliación y la paz para nuestra querida patria, la crisis se eternizará. La República y nuestra historia nos pasarán factura y el costo político de nuestra responsabilidad será muy elevado para las generaciones venideras.
Querido y apreciado amigo Pompilio Monroy Perales, si de asumir responsabilidades se trata, el único compatriota que asumió frente al país la responsabilidad de los hechos ocurridos aquel 4 de febrero del año 1992, fue el comandante eterno Hugo Rafael Chávez Frías, quien asumió su responsabilidad con gallardía y valentía, diciéndole la verdad al pueblo venezolano. No hubo otro soldado en realizar tal hazaña; por tal razón, los venezolanos debemos asumir nuestra responsabilidad frente al país, hablar con la verdad, con elementos probatorios de dicha verdad y no seguir mintiéndole al heroico pueblo venezolano para lograr el poder político.
En nuestro país, cabe mencionar a algunos politiqueros de oficio y ricos de cuna, que a mi entender, solo obedecen ordenes imperiales de capitales y capitalistas extranjeros. Tal es el caso de Guaido, que se autoproclamó presidente de Venezuela; que descaro y traición a la patria, este traidor debe rendirle cuentas a los venezolanos al entregar una parte y manejar a su antojo nuestros activos de Citgo, la empresa petrolera; al regalar el precioso, recurso natural no renovable, oro aquilatado que tiene confiscado en el exterior; al obsequiar la empresa de fertilizantes Monómeros en Colombia y otros activos represados en ese y otros países, etc. Especial mención merece la cantidad de recursos que le fueron entregados por los norteamericanos, sin rendirle cuentas a nadie.
Por la cantidad de dinero que dilapidó o malgastó Guaido y su pandilla, tendrán que rendirles cuentas a los venezolanos, porque jurídicamente los derechos civiles no prescriben; el que haya cometido un acto doloso o culposo a la nación, tendrá que ser sometido a la justicia venezolana. Tarde o temprano él y sus cómplices, responsables de la crisis económica, política y social, producto del bloqueo internacional de activos y recursos congelados y confiscados con su complacencia, pagarán.
Son venezolanos que no quieren a su país, jugando siempre a la intervención de nuestra nación con el solo propósito criminal de actuar como depredadores, llevándose y acabando ferozmente con lo que encuentran a su paso; son terribles, semejando plagas esparcidas por el continente; puedo mencionarle a algunos de los cómplices del desfalco a la nación: Leopoldo López, Julio Borges, Carlos Vecchio e Ismael García, entre otros que siempre tiran la piedra y esconden la mano.
Yo no fui, yo no hice nada, pero claro alborotaron el avispero y abandonaron el país, huyeron como cobardes excusándose de su responsabilidad política, y para colmo de los colmos pretenden gobernar de una manera express o virtual. Permítame con todo el respeto que usted se merece como persona mayor de profesión catedrático, vocacionalmente analista político, está equivocado, porque dentro de la constitución todo, fuera de ella nada.
Querido y apreciado amigo Pompilio Monroy Perales, usted ha manifestado que la única elección que aprueba y acepta es la primera elección, cuando Chávez triunfó con un amplio porcentaje de votos en las urnas, con el mismo CNE –curiosamente- que lo proclamó presidente y que proclamó ganadores en el 2015 a los 112 diputados de la oposición.
Cuando los opositores van ganando espacio político en el país, el CNE es legal, pero cuando van perdiendo espacio en el escenario de lucha política cantan fraude, trampa y no convalidan la elección, cuestionando los resultados a través de reiteradas impugnaciones. Que descarados son estos malos perdedores, por eso nunca logran darle una verdadera esperanza al pueblo venezolano, por no tener un proyecto de país, una alternativa seria; cuando entre ellos mismos no pueden ponerse de acuerdo, porque no quieren repartir la piñata por igual a través de su conducta corrupta y perversa, por la ambición que los caracteriza, por hambre al dinero y al poder político… Por eso fracasan y se dividen, por su errática conducta de ambición al poder, para gobernar y servirse del país.
Mis saludos amigo Pompilio Monroy Perales; hasta luego, gracias.