Aunque pasan por debajo de la mesa, sin hacer ruido ni romper nueces, son tan importantes como la naturaleza misma.
Sin ellos, el pulmón vegetal, la selva menos intervenida del casco urbano, el tapiz verde rodeado de concreto, sin riesgo alguno de ser aniquilado, hace años que habría pasado a la historia.
A pesar de haber cumplido el 13 de febrero, lo celebraron el 26 con una parada marcial, en el escenario de sus desvelos: el parque central de Tucupita.
Los 48 guardaparques de Inparques, al mando de la directora estadal Juriannys Salazar, en formación bajo un sol esplendente, reafirmaron su juramento: ser gendarmes a tiempo completo del ambiente, defender con pundonor la naturaleza y promover el valor de la vida al aire libre rodeados de la creación de Dios.
Felicitaciones.
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