Ilustraciones de Joine Ramos
Una historia original de Tane tanae
Lea el capítulo III AQUÍ.
Un día antes había escapado de casa. Bajó las escaleras, aquellas que recorrió durante su sueño de confusión sexual. Caracas nunca había estado tan acalorada y ruidosa como al caer esa tarde.
Frente a él está la montaña El Ávila, la ve como un gran seno, que alimenta las nostalgias, la alegría y hasta los más profundos placeres sexuales que a veces se divisan entre los ventanales de los decolorados y ocultos apartamentos del horizonte cubierto por la humareda citadina. Se lo imagina así.
Su mamá habla fuerte, aunque le tiembla la voz. Se oyen disparos al fondo, gritos y autos pitando. No hay exageración, es su auténtica madre desesperada. Su corazón lo conecta con ella inmediatamente, más allá del teléfono.
– No salgas de donde estás. Parece que tomaron Caracas. Hay disparos por acá, le dijo la mamá.
La madre de Daratu había ido a visitar ese día a una amiga en La Vega, una populosa parroquia de la capital de Venezuela. Ahora lo recuerda él. Ellos estaban cerca al teléfono, pero a siete kilómetros de abrazarse y estar a salvos.
El comenzó a sudar en cuestión de segundos mientras finalmente un mototaxista se detuvo. Debía ir por su mamá. La moto avanzaba y abandonaba a una
Ve pasar la vida en cuestión de segundos desde una motocicleta, no siente la brisa en su rostro y mira las luces de los autos como cocuyos que lo rozan.
Mientras más se acercaba a La Vega, más autos regresaban a toda velocidad. Las sirenas se intensificaron en sus oídos, varios hombres enmascarados y vestidos de negro volaban en motos de alta cilindrada hacia aquel sector. Después de dos cuadras, ya nadie podía pasar, ninguno quería hacerlo, solo él y estaba dispuesto a lograrlo aprovechando su rebelde inmadurez.
Ellas escucharon a personas advertir de la presencia de las fuerzas de seguridad y otras afirmaciones que prefirieron ocultar.
Daratu la llama, pero el teléfono está apagado. Él está escondido detrás de una pared. El mototaxista ya se ha marchado y ahora está solo, minutos después se desata el infierno…
Continuará.
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