El Delta acusa un récord negativo en el ámbito de la criminalidad, las muertes por homicidio tienden a permanecer impunes.
El pecado capital, el más abyecto de los delitos, la más retorcida de las agresiones, amenaza con repetirse al no hallar contención en la justicia.
Para muestra cuatro casos: Andrés Gómez (34), José León Rico (36), Irma García (37) y Esley Castro (34), vagan como almas en pena, en procura de una sanción terrenal que aligere su eterno pesar.
Desapariciones físicas ocurridas entre los meses de noviembre de 2021 y marzo de 2022, que siguen sin ser esclarecidas policialmente.
Personas de bien, cuyo único desaire fue estar en el lugar equivocado, en el momento equivocado, cerca de los sujetos equivocados.
Mujer y hombres que dejan 12 niños sin madre o padre, y en uno de los casos sin sustento alguno en el hogar.
Víctimas de la sed homicida de al menos cuatro criminales que permanecen al acecho, en procura de cobrar una nueva vida.
Lo desconcertante es que, en pleno siglo XXI, en uno de los estados con menor densidad geográfica del país, donde las noticias corren como reguero de pólvora y radio bemba todo lo comenta, no haya pistas ni hilos conductores, ni presunciones valederas, ni atisbo de culpables.
¿Ineficiencia policial o sociedad de cómplices? Más lo segundo que lo primero, sin duda alguna.
Una vez más, justicia.
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