El mamotreto es un mal querido. Luce tan aporreado que pudiera decirse que agoniza.
Ubicado en la extensión de la plaza Bolívar de Tucupita, a duras penas está llegando a su adolescencia.
Pareciera no tener remedio ni quien se lo quiera poner. No interesa rescatarlo ni puede hacerlo por sí mismo, es un mastodonte inanimado que sencillamente muere.
Es un secreto a voces que no hay interés alguno en invertir medio en su rehabilitación. Tampoco tiene defensores. Los dolientes no aparecen.
Las imágenes dan cuenta de lo expuesto, no hay alegatos a favor ni atenuantes que apunten a aliviar su pavorosa condición.
Triste la breve historia del mamotreto.
Vamos a encontrarnos en Telegram https://t.me/Tanetanaedelta