Jesús David Gómez Marcano de 26 años no aguantó ni el soplo de un ventilador, a las primeras de cambio, al verse confrontado por los gendarmes de la ley en Schaumburg, Chicago, USA, confesó haber asesinado a su exnovia Yvonne Reneé Latouff Delgado.
Así pagó, con el más absoluto desprecio por la vida de quien se le entregara por completo, las reiteradas ofrendas de amor de la joven de 24 años, materializadas en apoyos afectivos, emocionales, espirituales, y por supuesto económicos.
Manifestando indiferencia y desconocimiento del hecho acudió a la comisaría de policía, de donde salió directamente a la cárcel en espera de un juicio, que por las características del crimen, asesinato en primer grado, difícilmente lo libre de una o varias, según el modelo judicial norteamericano, cadenas perpetuas.
Arruinó dos vidas, la de Yvonne y la suya, y la existencia a dos familias que, desde ambos lados de la moneda, padecerán de aquí en adelante un purgatorio.
Dicen que comentó “si no es mía, no será de nadie”, ilustrando una mente retorcida que no fue tomada en serio y que al apuñalarla en el cuello, simplemente quiso evitar que lo denunciara de nuevo, tal como lo hizo Yvonne meses atrás por violencia de género, completando un cuadro de premeditación y alevosía.
El Delta está conmocionado, no podía caber en cabeza pensante alguna, que algo así ocurriera entre migrantes deltanos residiendo en el norte, en una comunidad progresista de nivel medio alto, menos aún, proviniendo de familias decentes que han aportado mucho al Estado y sufren la partida inesperada de una hermosa y talentosa mujer, y la conducta abyecta de un joven con intenciones de labrarse un futuro.
A Yvonne paz y gloria eternas al lado del Creador y de su amoroso papá Jean, y a Jesús Gómez, tiempo de sobra tras las rejas, para que pueda arrepentirse una y otra vez hasta su partida física.
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