En flagrancia, con las manos en los hierros mortuorios, fueron encontrados dos jóvenes de 16 y 17 años en el cementerio viejo de Tucupita.
Al darle la voz de alto, emprendieron a correr atravesando un boquete en la pared e internándose en una marejada de ranchos en las adyacencias del campo santo.
Tras veloz persecución, poniendo a prueba la resistencia física del Com/A. Ramón Cedeño y sus apoyos, los detuvieron a metros en una vivienda de zinc, que resultó ser su casa.
Acorralados, no les quedó más remedio que entregarse.
Desmantelaban urnas
Uno de los detalles más atroces del procedimiento, fue constatar que también profanaban las fosas para extraer los bordes metálicos de las urnas.
“No tenían compasión, cualquier objeto de metal que pudieran comercializar era sustraído” manifestó un funcionario de Politucupita.
Según indicó, seguirán averiguando para conocer quienes les compran el material “se conoce que proviene de urnas, por lo tanto no deberían adquirirlo” señaló.
Se les hizo seguimiento
Una serie de denuncias previas, motivó el seguimiento. Así lo manifestó la Sup/J. Milagros Cequea, jefa del estamento policial.
“Tres de ellos lograron escapar, los tenemos identificados, pronto serán capturados” manifestó.
Casi fallece un oficial en la persecución
Cuentan los oficiales de Politucupita, que menos mal que intentaron enconcharse cerca, de lo contrario a Cedeño le hubieran explotado los pulmones, cerrando una gloriosa carrera de 4 décadas como agente del orden público.
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