¿Conversaron?

Parece que sí, no una sino varias veces. Hablaron, dialogaron, se entendieron… ¿Acordaron? Quién sabe.

La gobernadora recibió la Antorcha Bicentenaria, bajo el amparo de la Virgencita del Valle, a la entrada de Tucupita, que Alexis nos legó.

Faltó la imagen de La Horqueta, estaba proyectada, puede que algún día la hagan, cuando Alexis tenga poder.

González es joven, Lizeta también. Estamos hablando de política, no de religión ni de militares, ni del comercio. La negociación político-partidista va y viene y no se detiene, como las olas del mar.

Prueba de ello son Amado y la mandataria, hubo tal reconciliación que el líder warao, es nuevamente alcalde de la mano de quien lo venció y lo apartó temporalmente de su jurisdicción y actividad natural. Vienen elecciones, no sería nada extraño que, variando uno de los nombres, vuelva a suceder.

El exalcalde tucupitense fue el último en sobrevivir a la mudanza del yelitcismo a Monagas, y mientras ninguno ha querido volver el único en insistir es Alexis; no renuncia a su tierra, quiere ser profeta en su lar.

Le ha resultado particularmente difícil, le recriminan un supuesto abandono, que en su opinión nunca se produjo.  De hecho, ciertamente, ha sido el único en regresar una y otra vez.

Objetivamente, un acuerdo entre Lizeta y él sería difícil, es abanderado de una organización con pretensiones de constituirse en partido nacional y sus vínculos con Yelitza continúan siendo fuertes, además, terco y astuto a la vez, está evaluando la situación, se ubica en tiempo presente, no da nada por hecho; en criollo, “como va viniendo, vamos yendo”.

Esos son los peros, sin embargo, en política no hay imposibles. ¿Cierto?

Compartir contenido

Vamos a encontrarnos en Telegram https://t.me/Tanetanaedelta