Estimada gobernadora Lizeta Hernández, quiero hacerle una propuesta que entraña el más grande de los bienes, el bien común.
Creo que es menester, en aras de la expresa necesidad materializada en: las incontables molestias ocasionadas a innumerables familias deltanas; el excesivo costo, que amén del dolor espiritual por las pérdidas humanas, desangra los bolsillos de los deudos; el finito espacio físico de los cementerios, que se va agotando, y la imprescindible reducción de los gastos de mantenimiento ocasionados al erario público; la modernización a que aspiramos; entre otras razones de peso superior, llevándome a plantear:
La creación de un centro de cremación de cadáveres.
Motivaciones
Han colapsado los camposantos y se ha incrementado sustantivamente la actividad delincuencial en ellos.
Siguen empeorando los servicios funerarios.
El pago del servicio funerario por parte de la masa trabajadora, merma el poder adquisitivo de su salario, en el caso concreto de la alcaldía de Tucupita, restándole hasta un 25% del salario.
Argumentos
Cremar un cadáver en una funeraria privada de una ciudad cercana, tiene un costo de 500 $. La masa laboral no tiene capacidad para sufragar ese gasto, más si tiene el derecho de acceder al servicio.
Hicimos contacto con empresas fabricantes de hornos crematorios, estos pueden cremar un cadáver en 60 minutos, con capacidad de 16 cuerpos al día.
Por si alguien lo duda, ponemos a disposición los números de dos empresas contactadas: 0276-787.54.34 y 0424-449.38.49. El costo promedio de un horno construido con estándares de la más alta calidad, es de 58 mil dólares.
He aquí la conclusión más obvia: En tres meses, con lo que nos descuentan a los trabajadores de la alcaldía capital, se paga.
Satisfacción
El tremendo alivio que sentirán los deudos al evitar tener que salir a pedir un cajón.
Por último, Usted en lo personal, al obrar en favor de lo que le estoy planteando, habrá cumplido con su misión.
Gracias Gobernadora
“Songo” Trillo