“Perro huevero ni que le quemen la trompa”, por más que el periodo de reclusión de Oswaldo José Cheremos Carrasquel en Tucupita, estado Delta Amacuro, fue corto y logró salir en libertad, volvió a delinquir y a lo grande.
Al que se le considerara uno de los “Barones Rojos”, en clara alusión a las transgresiones cometidas en perjuicio de Consejos Comunales del municipio indígena Antonio Díaz, en sociedad con dirigentes políticos del partido de gobierno, se le condenó en 2013 a 4 años y 6 meses de prisión con las penas accesorias, por los delitos de peculado doloso propio y asociación para delinquir.
El fundamento de la sentencia estuvo dado en la apropiación indebida de 230 mil Bs.F y 472 mil Bs.F, en complicidad con un funcionario público y una empleada bancaria del estado Miranda, en articulación con los gestores deltanos. Cheremos regentaba una empresa denominada Distribuidora Quintana 55, C.A., que fungía como oferente de los insumos, con la cual forjó el cobro de los cheques.
Los fondos públicos estaban destinados a la adquisición de motores y embarcaciones tipo peñero de fibra de vidrio, bienes que serían entregados a los Consejos Comunales de Isla Misteriosa y Waranoko I.
Así mismo, en virtud de irregularidades que llevaron a la suspensión del C.C. El Níspero, como potencial depositario de fondos, pudo haberse embolsillado 1 millón Bs.F, que serían invertidos en un proyecto de electrificación.
El “Pelón” Cheremos, como se le conoce, gozó de beneficios penitenciarios, siendo trasladado meses después de permanecer como interno en el Centro de Reclusión y Resguardo Policial Guasina en el municipio Tucupita, al comando de la policía estadal (Polidelta), de donde egresaría al cumplir dos años de prisión.
En la penitenciaria se le consideró un reo de primera debido a los cuantiosos recursos que manejaba y que le permitían cancelar una onerosa vacuna a los pranes para residir con seguridad y cómodamente.
A Cheremos se le decreta el 15 de julio de 2014, el Beneficio de Suspensión Condicional de la Ejecución de la Pena “al estar acreditados los extremos exigidos por el legislador en el Código Orgánico Procesal Penal… acordando oficiar a la Unidad Técnica de San Juan de Los Morros, Estado Guárico, donde el penado se presentará regularmente una vez al mes, según copia de carnet y constancia de presentaciones, que expide la referida Unidad”.
Como sanción complementaria se le ordenó “colaborar con pinturas y materiales para ser donados a los estudiantes de primaria de la Escuela Básica Nacional Concentrada denominada La Esperanza en Tucupita, asimismo realizando labores de limpieza, pintura y electricidad en la misma”.
Tiempo después volvió a la capital deltana a concretar, según dijera, asuntos pendientes. Luego, no se le vio más.
Recientemente, a comienzos del 2023, Cheremos fue procesado nuevamente por terrorismo y tráfico ilegal de armas de guerra, habiendo pagado 240 mil dólares para salir a la calle.

El video filtrado por un influencer, en el cual aparecen varios hombres portando armas de fuego de alto calibre en la casa finca de Cheremos en el sector Los Recortes, parroquia San José de Unare, municipio Pedro Zaraza, estado Guárico, propició su detención acusándolo de haberse constituido en uno de los principales proveedores de armas de la organización delictiva conocida como “Tren del Llano”.
El caso arrastro consigo a Loreannys Mejías, una exempleada de la Asamblea Nacional, a Mario Aquino, funcionario del Circuito Judicial Penal de Caracas y al juez cuarto con competencia antiterrorista José Mascimino Márquez García, quien ordenó que fuera juzgado en libertad con régimen de presentación cada 5 días. Cabe destacar que los tres funcionarios fueron detenidos en el marco de la operación anticorrupción que adelanta el gobierno nacional.
Cheremos seria recapturado al acudir a su presentación habitual el pasado 15 de enero, por orden del mismo juez, previa consulta del asunto a la Sala Penal del TSJ.

De su estadía accidental en Tucupita, se recuerda muy poco, más allá de la sorpresa al conocer casi 10 años después, que no solo no escarmentó, sino que elevó su performance delincuencial a otro nivel vinculándose a mafias terroristas y a las más altas instancias jurídicas y políticas.
De la que se salvó el Delta.

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