Tiempo tenía la Cámara de Comercio e Industria del municipio Tucupita, que no caminaba por el medio de la calle y, en virtud de la visita del Embajador de la Unión Europea, Rafael Dochao Moreno, se animó y lo hizo.
Solo que está vez hubo una gran diferencia, la CCIT no pateó el asfalto hasta la gobernación o el Comando de la GNB a modo de protesta, sencilla y llanamente aprovechó la tenue circulación en las arterias viales y disfrutó la posibilidad de abordar el rayado vehicular, cual si fueran niñas con su informal compañero de juegos, al que recién conocieron.
Las dos marías, Adelaida y Carolina, convencieron al representante de 27 naciones y se sumó a la aventura. Seguro que en Caracas no puede dar un paso a tenor de que lo aplaste un bólido o lo haga volar por los aires un alocado motorizado, y que mejor lugar que la apacible Sultana del Manamo para experimentarlo.
Las escapadas al interior entrañan sorpresas y vaya que para Dochao lo fue. Aunque su informe no lo dirá, siempre recordará el más informal de sus encuentros, aquel que sostuvo sobre la piel de petróleo curado, un 5 de agosto de 2022, en un pintoresco pueblito, a la sazón capital de Estado, llamado Tucupita.