M. C. Jaimes Rodríguez (33), a quien llamaremos Abela, sospechaba de su medio hermano L. M. Ávila Rodríguez (38), a quien llamaremos Caín. Lo peor del caso es que tenía razón.
Con un enorme peso en la conciencia, temiendo estar injuriando a su “carnal” y preocupada por el castigo del Creador a sus malos pensamientos, acudió a Politucupita en busca de ayuda.

Los hombres de verde, primos hermanos de Linterna Verde, pesquisaron, rastrearon, indagaron, investigaron y le dieron una noticia que alivió por completo su pesar y desconsuelo, tenía razón, Caín, hijo de la misma madre, con un 25% de sangre en común, le había hurtado la bombona. Y no cualquiera, una de 43.
Aprehendido sobre las 10:30 de la noche de este miércoles en Cocalito, cerca del mercado municipal de Tucupita, arrastrando con dificultad el cilindro, no tuvo escapatoria.

Ciertamente es un bárbaro, se lo llevó de la casa de su consanguinea en calle Miranda cruce con Pativilca, atravesando por lo menos 11 cuadras antes de ser detenido.
Convicto y confeso, con la bombona recuperada y preso, los de Politucupita, con la Com/J Milagros Cequea a la cabeza, le dieron a Abela un consejo: perdónelo pero téngalo de lejos, ya sabe lo que el Caín bíblico le hizo a su pariente siglos atrás y no queremos que se repita.

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