
El asesino de Irma Rojas ya tiene remoquete, se llama “caracortada”. “Scarface”, como en la película de Al Pacino.
El nombre tiene un origen lógico y valido, a la locura demencial que terminó acabando con su vida, explicable únicamente por una psicopatía o el consumo exagerado de drogas, la dama oriunda de Santo Domingo, municipio Pedernales, se opuso con todas sus fuerzas.
De nada le sirvió, ahora bien, si las hipótesis se confirman, tendrán mucha utilidad, serán las huellas que habrán de señalar e imputar a su homicida.


Es posible que él o los perpetradores del crimen, hayan sido marcados a fuego por las pequeñas uñas de la valiente mujer.
Es probable que lleven de por vida huellas señeras, como testimonio de la brutalidad que ejercieron contra un ser indefenso, en uso y abuso de perversidad.

Los caminos se le van cerrando a los homicidas, debería ser cuestión de tiempo que caigan, el mal que hicieron no se puede ocultar e Irma Rojas hizo bien su trabajo antes de morir, los marcó para que los identifiquen y nunca más vuelvan a perpetrar un crimen. Nunca más.
El Cicpc investiga y demanda mayor información, quien pueda colaborar, visite la sede principal en la avenida Orinoco y haga su aporte para esclarecer el hecho. Se le agradecerá.