
Aspira a todo lo que pongan por delante
Tras de él, muchos añoran lo mismo, siguiendo sus pasos. El precandidato es la tapa del frasco.
En las riendas tiene una guía, una brújula que lo orienta, un timón que lo encamina. Una baquiana de postín, con siete mares recorridos y un apego a su tierra indiscutible.
Anhelante de conquistar para honra del apellido, las cabeceras de playa, las jurisdicciones fluviales, la capital del estado, los estamentos nacionales, las tribunas legislativas, los ámbitos educativos y cuanto se le atraviese, comenzó 2025 a todo galope.
En función de los sueños hace poco estrenados, trazó un plan, cuyas coordenadas dependen de la fecha de elecciones, sin embargo, comenzó a trabajar como si fueran mañana, a fin de no desperdiciar ni un segundo.

Arropado por la brigada justiciera, de la que es presidente estadal, quiere convencer al mismísimo Maduro de que está en capacidad de gobernar el Delta, convirtiéndolo en un vergel de dicha y prosperidad.
Con un muro enfrente, quemó las naves, sin ver hacia atrás, habiendo entendido que es ahora o nunca; a la vuelta de la esquina lo esperan cuatro años en el poder o igual cantidad de tiempo en la banca, sin tomar turnos al bate o pisar las bases.
En este cumpleaños pidió una torta distinta, una muy peculiar, de las que no se consiguen ni en panaderías ni en pastelerías.
Asnardo Rodríguez Santaella quiere la torta del poder, pero esa, este domingo 26 no estuvo lista, se mantiene en el horno, aun la cocinan.
