Los dos homicidios de mujeres warao ocurridos en menos de 8 meses, dispararon las alarmas en el Delta.
La posibilidad real y factible de estar en presencia de un psicópata que asesina damas indígenas por el solo placer de hacerlo, mantiene en zozobra al gentilicio warao.
A Irma García la asesinaron, al igual que Luciana Moreno, de golpes en la cabeza. Ambas fueron abusadas sexualmente y arrojadas al agua, Irma al borde del caño Manamo y Luciana al caño de Guasina.
Hay una coincidencia más desconcertante aún, a Irma la asesinaron a 150 metros del Comando de Zona tucupitense y a Luciana, entre el punto de control de Los Cañitos de Guasina y la casa del comandito que monta guardia en el sector, es decir, muy cerca por ambos lados de los hombres de verde, prácticamente en el medio de los dos puntos.
Oteando más coincidencias, las dos tenían la ropa puesta, como si no hubieran sido abusadas y murieron después de la medianoche del sábado, la madrugada del domingo, tras una noche de fiesta.
De contextura similar, una mayor que la otra, 37 años Irma y 18 Luciana, con 7 hijos la primera y un varoncito la segunda, gestante nuevamente de dos meses, estaban solas al abrigo de la noche, cerca de espacios abiertos sin iluminación, donde a pesar de gritar, habría costado ubicar el origen del grito, quedando prácticamente a merced de sus verdugos.
A pesar de los descartes efectuados, en el caso de Luciana continúan las diligencias judiciales en procura de determinar a ciencia cierta si el militar que no ha rendido declaración, tuvo que ver en el hecho, mientras que, con respecto a Irma, fue una tesis, la de un militar posiblemente vinculado, que nunca se abordó.
Con relación a Irma, si no hubiese acaecido el crimen de Luciana, su caso lo habrían devorado las brumas del olvido, como uno de los tantos homicidios sin resolver sepultados en carpetas polvorientas devoradas por polillas.
Puede también, que las similitudes nada tengan que ver y únicamente nos encontremos en presencia de hechos aislados que advierten cuán peligroso es para las damas desplazarse al anochecer en soledad, aun cuando estén cerca de instalaciones militares, por las calles de Tucupita.
Tienen trabajo los sabuesos del CICPC, armando el rompecabezas que asoma a sus ojos. Tanto si fue una sola persona y es militar ocultándose bajo su investidura, como si fueron dos, tres o cuatro y un crimen nada tuvo que ver con el otro, lo que el colectivo deltano desea es que se haga justicia y él o los perpetradores sean detenidos.
Por último y estrictamente necesario, las puertas del CICPC están abiertas para todo aquel que pueda aportar información de valor, en situaciones como esta no basta con opinar, es menester colaborar para sacar los homicidas de las calles y disfrutar de la sensación de seguridad a que tenemos derecho.
Declaración ofrecida por el hermano de Luciana Moreno a Kaina Tv:
