Osorio Pereira “Mr. Tulipán”, fue detenido preventivamente en aras de mantenerlo recluido hasta la presentación en tribunales, 72 horas después de dictada la medida, y en previsión del riesgo de fuga.
De esa forma, continúa el caso con mayor repercusión mediática desde que falleciera Evander Barradas y fuera agredida Stefany Flores en Trinidad y Tobago.
Con la opinión pública dividida, con el mayor peso en respaldo de la joven denunciante Adriolys Ortiz, y un silencio sepulcral por parte de Osorio, ha supuesto una batalla en las redes sociales sin precedentes.
Hasta tanto acuda a tribunales, el señalado permanecerá en la sede del DGCIM en la calle Los Apamates.
En un hecho que prácticamente se ha desnudado ante el colectivo deltano, las opiniones como de costumbre van de extremo a extremo, desde la presunción de que hubo suministro de sustancias tóxicas, abuso sexual y violencia extrema, hasta los que piensan que se produjo una agresión física moderada en el marco de una relación ocasional signada por el consentimiento.
Adriolys y sus partidarios han desplegado toda su artillería argumental para contrarrestar la desventaja que supondrían las conexiones políticas y el peculio económico del implicado, además de la supuesta modificación de pruebas y el excesivo celo procesal de las autoridades a cargo del caso.
Estamos en presencia de un suceso que reúne todos los ingredientes de un thriller televisivo y como tal ha concitado un debate abierto en el que nadie permanece ileso: la joven humilde madre de dos pequeñas hijas versus una persona adinerada; un hombre que la dobla en edad y habría hecho, según ella, uso y abuso de su experiencia; una narrativa novelesca impulsada en ciertas redes sociales, que teje una historia con ribetes literarios; la eterna lucha entre el aparente bien impoluto y el engañoso mal a ultranza.
Más allá del ruido y la furia, estamos a horas de una primera audiencia preliminar y de la posibilidad manifiesta de continuar muchos días -45, y quién sabe si más- con la discusión sobre el peso de las responsabilidades en espera de la sentencia final.
Bajo el apremio de la presión pública, las autoridades tomaron una primera decisión, en preparación de un nuevo dictamen. Es importante reconocer que las redes jugaron un papel protagónico y más allá de ángeles y demonios, nos han mostrado una cara de la realidad que desconocíamos en el Delta y servirá de enseñanza para muchas y muchos que no activan sus alarmas, no advierten los riesgos y miden a las personas con criterios equivocados.
La palabra Tulipán, proviene de turbante, en referencia a la forma que adopta la flor cuando está cerrada. En esta ocasión, hubo una persona que se lo quitó y expuso su verdad a quien quisiera verla; hubo otra que optó por obrar discrecionalmente y dar paso libre a las versiones que pudieran ir llenando su silencio, oculta en su capullo. Dos vidas encontradas, que nunca volverán a ser iguales, igual que las nuestras.