A la media noche la madre se despierta alarmada por los quejidos que se oyen en el cuarto donde duerme su hija; toca la puerta y entra, observa que su hija está dando vueltas en la cama quejándose de dolor. Le pregunta:
– ¡Hija!, ¿Qué tienes, qué te sucede?
-Tengo fiebre, me duele mucho el estómago y tengo ganas de vomitar.
Le responde la joven.
La madre, levanta el teléfono, llama al médico de la familia y le informa de los síntomas de su hija y le da su parecer:
-Doctor, creo que mi hija tiene apendicitis.
-Señora, no puedo darle diagnostico vía telefónica, tráigala a la clínica donde estoy de guardia esta noche.
La madre lleva a su hija a la clínica donde es recibida y pasada a la sala de emergencia. El medico la examina y ordena que preparen con urgencia el quirófano para operarla.
La madre le repite al médico que su hija lo que tiene es una apendicitis. El medico sin responderle sale hacia el quirófano. La madre angustiada llama a los familiares, los cuales están reunidos en la sala de estar, esperando que el medico salga de quirófano y les informe del resultado de la operación, que según la madre es una apendicitis. Cuando el medico sale del quirófano enseguida la madre le pregunta:
– ¿Doctor, como esta mi hija?, ¿Cómo salió de la operación?
El médico le responde: -La felicita señora, es la apendicitis más grande, gorda y hermosa que yo he visto en mi carrera profesional; es un apendicitis hembra y pesa 3,100 kilogramos. ¡Felicitaciones, señora, es Ud., abuela!