Tenía más 72 horas desaparecida ameritando que se interpusiera la denuncia
Anda por los lados de La Ladera en la parroquia San Rafael del municipio Tucupita, en compañía de una hija.

Sin ningún tipo de daño aparente, serena como siempre, decidió visitar la familia y pasar unos días allí.
Al no tener celular y no sabe manejar un equipo de esos, no se enteró que la buscaban y a nadie avisó.

Feliz y contenta, departía con los suyos sin imaginar el revuelo que ocasionó.
Los seres como Eulogia Dicurú, a quien Dios hizo inocente, carecen de nuestras típicas preocupaciones, acogiendo la máxima “como vaya viniendo, vamos yendo”.
El problema está en que, si vuelve a pasar, quedaremos en las mismas, Eulogia no avisará.

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