Ildemar Estrada
Luis Britto García dijo que la obra de Aníbal Nazoa “concilió erudición con gracia, ternura con acidez, compromiso con libertad de conciencia, densidad con levedad, altura con profundidad”.
Nació en Caracas el 12 de septiembre de 1928 y murió en la misma ciudad un 18 de agosto de 2001, fue poeta, humorista y periodista; catalogado como uno de los escritores que mejor ha retratado el siglo XX. Aníbal tenía la certeza que “nada seduce tanto como la sencillez, el buen gusto y la limpieza de las intenciones”, y sin lugar a dudas, toda su obra fue creada bajo este signo y su dominio del arte del humor y el oficio de escribir, con el que sedujo y seduce a quien lo lee.
Su popular y polémica columna “Aquí hace calor” fue publicada cada sábado en El Nacional por casi cuarenta años bajo la firma de su alter ego Matías Carrasco, seudónimo que utilizó desde la época de Macos Pérez Jiménez por razones políticas obvias y que siguieron molestando e incomodando a muchos políticos y funcionarios públicos después de la dictadura, por la finura del humor, la crítica y la ironía.
“En esa época Aníbal hizo un humor elevado, de calidad, que hacía reflexionar, pensar, tomar conciencia política. No fue el chiste fácil, el humor barato. Como decía su hermano Aquiles, nos hacía pensar sin darnos cuenta de que estábamos pensando”, afirma el también periodista Earle Herrera.
Fue un gran cronista y en todas sus publicaciones denotaba con mucha habilidad “la sencillez del lenguaje, la amenidad y el humor con profundidad y riqueza conceptual”, reafirmó el profesor Earle Herrera.
En la columna “Puerta de Caracas” que publicó diariamente en El Nacional entre 1972 y 1994, hizo gala de su dominio de la crónica, con humor e ironía muy fina y a partir de hechos cotidianos hizo una radiografía de su ciudad natal, lo bueno y lo no tan bueno, y sobre la caraqueñidad. En 1969 publica su primer libro “Obras Incompletas”, que se convertiría en una de las mejores obras de humor de América Latina. “Las artes y los oficios”, su segundo libro publicado en 1973.
Su humor mordaz, que desnudaba a políticos y funcionarios públicos, le valió muchas querellas; cuentan que un Juez le expidió orden de captura porque este denunció que “en una sentencia -el juez- violaba salomónicamente tanto las leyes de la República como las del castellano…”
Fue catalogado como uno de los más grandes y auténticos escritores y humoristas de Venezuela del siglo XX.
Vale la pena aprovechar estos días de pandemia para pasearnos por cualquiera de sus libros y así enriquecernos el alma de alegría y conocimiento sobre nuestro país.
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