
Dicen las malas lenguas que el alcalde de Antonio Diaz echará el resto
También dicen que Lizetica ya se enteró y no le gustó la idea.
Mas tardó el maraisa en comentarlo que la gobernadora en saberlo, y es que entre cielo y tierra no hay nada oculto, menos en nuestra querida Tucupita.
A la calladita, Heredia comenzó a lanzar lejos el anzuelo a ver a quiénes pescaba, atrapando -por ahora- arencas.
Y es que lanzó con tanta fuerza el enorme sedal que, según comentan, pudo caer en el seno de la directiva nacional del PSUV.

No olvida -prohibido olvidar, es una máxima política postdictadura- que anduvo cerca del ejecutivo estadal 16 años atrás, cuando estaba cabeza a cabeza entre los postulantes, en el lote conformado por Loa Tamaronis, Ramón Antonio Yánez, Pedro Santaella y la propia Lizeta.
Con los mismos atributos de antaño: warao, docente, bilingüe, nacido en los caños, con una primera gestión llena de logros y varios procesos electorales resultando favorecido por la voluntad popular, siente que llegó de nuevo el momento.
Para ello, no tendrá reparo alguno en tocar la puerta a quien le quitó la silla, negándole la oportunidad cuando mejor pintaba, ni se arrepentirá de colocar un pase gol a la espalda de quien gobierna, lo suyo es la esquina de calle Bolívar y no se detendrá hasta conquistarla.
Asegún, no hay conjuro que valga, ni ouutsü o wisidatu que lo detengan.

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