Los vieron recorriendo la capital deltana en una noche de luna.
Conversando plácidamente sobre rivalidades pasadas, aquello que los separó, el momento presente y un posible futuro juntos –políticamente hablando, claro está-.
Al detentador del PIO, se le quiere por muchas razones, la principal de ellas “los votos”, y en forma subsiguiente, la posibilidad manifiesta de “serrucharle” el padrón electoral a quien fuera la vedette de su organización.
¿Qué dice Lizeta?, en vísperas de las megaelecciones lanzó la atarraya y quiere mínimo un morocoto; ¿qué dice Alexis?, es su oportunidad de oro de demostrar, una vez más, su apego a la revolución.
Así son las cosas, Dios los cría y las elecciones los junta.
Era una noche de luna…
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