
Dejó de cargar con el peso de su humanidad doblándole la cerviz
Foto: cortesía redes sociales
Uno de los personajes legendarios de la moderna Tucupita, escapó de la sufrida corporeidad, curvada y tiesa, y se hizo parte del universo infinito.
Caminante asiduo de su localidad adoptiva, el oriundo de Pedernales, no dejaba a nadie indiferente al pasar sin dirección ni rumbo, una y otra vez, por las calles citadinas.
Respetuoso en extremo, observador atento en ocasiones, cuando se detenía en algún lugar, ante la vista de algo a formular comentarios de hombre educado y conocedor de la vida, fue un ser distinto, al que tuvimos por una persona brillante, con un caudal de conocimientos ocultos bajo la superficie, bullendo en su interior, deseosos de salir.

Roto por desamor, abandonado de sí mismo, hizo lo que cualquiera aquejado de dolor, quemó las naves, en su caso, los equipos electrónicos que reparaba con maestría y se lanzó a la intemperie a convivir de frente con los elementos, aire húmedo, agua ebulliciente, sol incandescente y tierra ardiente, hasta el fin de sus días.
Se habla de prohombres, de líderes, de sabios, de religiosos, de olímpicos, de estrellas, más no se menciona que, a su manera, de forma única, espíritus nobles como Alexis, son parte fundamental del retablo de imágenes que constituyen Delta Amacuro.
Dios le dé la Paz que pocas veces tuvo.
El desamor de Rosa Viñas enloqueció a Alexis Castillo, condenándolo a la indigencia
