Al pez gordo “Chani” quien al final le puso los ganchos fue Polidelta

“Perro huevero ni que le quemen la trompa”, dice el refranero popular y parece tener la razón. A. I. Castro García, alias “Chani”, de 52 años, un clásico de la cuerda floja, haciendo equilibrios para no caer en las redes de la Ley, fue detenido nuevamente. Con unos cuantos años encima, no se aquieta ni serena.

Luego que pensara haber evadido la justicia y salía sonriente del hospital, en la propia puerta del Razetti local, un no menos sonriente Galindo, el inquieto jefe del SIP (Servicio de Investigación Penal), comisionado por el sagaz London, director de Polidelta, le hacia entrega de una nueva boleta de captura.

En sentido práctico lo que cambio fue el lugar de reclusión, pasó de la habitación de un centro asistencial con dos custodios fuera, a una recamara con vista al patio, el juego de pesas cortesía de los reos que lo acompañarán y la cancha de baloncesto en calle Amacuro, en el comando de Polidelta.

La GNB recogió las piezas de una vieja escopeta, tan vieja como el viejo “Chani” y le dio forma de arma mortal, ejecutando la aprehensión y viendo como en sus narices, presentado ante tribunales, se ordenaba internarlo en el nosocomio local.

La situación posterior, cuando la tensión le bajó de 150/100 a 120/80, sintiéndose mejor y habiendo conseguido los fiadores para quedar en libertad, fue aliñada con nuevos causales: trafico ilícito de personas, asociación para delinquir, trafico ilícito de armas y trafico ilícito de droga en la modalidad de transporte, para dejarlo pegado otra vez.

Definitivamente, a “Chani” lo persiguen los fantasmas del pasado, complicándole el presente y el futuro.

Dicen los especialistas en cinegética, quien se llevó la pieza de cacería fue Polidelta. GNB, en otra ocasión será.   

 

 

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