Según las investigaciones preliminares adelantadas por el Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana, la hija y el yerno del dirigente adeco Víctor García planificaron su crimen.
Por un supuesto seguro personal a nombre de García, cuyo monto ascendería a los 12 millones de dólares, ordenaron –literalmente- desaparecerlo.
La publicación oficial del CPNB, adosada con suficiente material gráfico, así lo establece:
“DIP CPNB logró la captura de presuntos sicarios y halló los restos de la víctima.
Funcionarios de la Dirección de Investigación Penal (DIP) del Cuerpo de Policía Nacional Bolivariana (CPNB) capturaron a tres sujetos que presuntamente estarían involucrados en la muerte y desaparición de un ciudadano en el estado Monagas.
Tras pesquisas se maneja como móvil hasta el momento, que los detenidos identificados como Abdon Mayor (41), José Rodríguez (31) y Luis Aislada (50) habrían sido contratados por la hija y el yerno de la víctima para asesinarlo y de esa manera poder cobrar un seguro de vida por la suma de 12 millones de dólares.
Los investigadores hallaron luego de intensa búsqueda los restos del cadáver, que había sido incinerado y arrojado a un pozo.
Los detenidos fueron puestos a la orden del Ministerio Público (MP) y se solicitó orden de aprehensión en contra de los familiares de la víctima quienes serían los autores intelectuales.”

Duda razonable
Víctor García tendría una única hija, a la que proveía de todo lo necesario; “la complacía en lo que quería, lo que pedía se lo daba, no tenía por qué asesinarlo”, comentó un dirigente adeco deltano, bastante cercano a la víctima.
También genera dudas el monto del supuesto seguro de vida personal, “Víctor tenía plata, no es común que alguien, a menos que tema por su vida, se asegure por una cantidad tan elevada. Últimamente se le vio acompañado de una joven, él era un hombre desprendido y dadivoso, puede que los tiros vengan por otro lado”, manifestó un militante de la tolda blanca, allegado al desaparecido.

Otra fuente del entorno político tiende a pensar en la posibilidad de que la responsabilidad sea –efectivamente- del yerno, “era gastivo, le gustaba jugar, quizá contrajo una deuda grande y por eso lo mandó a matar”.
Lo cierto es que tres personas confesaron haberlo asesinado y expusieron un móvil, así como posiblemente los funcionarios del CPNB manejen evidencias incriminatorias contundentes que apunten al conocimiento veraz de los hechos.
Sea como sea, da la ligera impresión de que aún queda mucha tela por cortar.